De cero || Joel Pimentel.

Capitulo catorce

______|Rayita.

Ha pasado una semana y todo ha empeorado, una de las chicas denunció a Joel y pues nos llegó la denuncia.

Además no le he dicho nada sobre el embarazo aún, no sé como decírselo ya que ha estado súper mal con todo ésto y cuando digo es mal es MAL.

Ha estado comiendo poco, se aisló completamente, que quiere estar solo y no sé qué, me dolía verlo así. En verdad lo que le afectó fue el hate que recibió en redes sociales, bueno... no sólo a él le afectó ésto, a su familia también, siempre reciben hate y yo también lo he estado recibiendo últimamente... A Lyssa le han dicho cosas horribles de su padre una vez que se encontró con gente en la plaza.

Llegué a casa y estaba Lyla, era la cocinera y pues también ayudaba con la limpieza de la casa.

La saludé y dejé mis cosas en la sala. Tenía mucha tarea que hacer hoy.

Desde que me enteré del embarazo noté que me salió un poquito de pancita, pero era algo que sólo yo notaba al parecer.

Me senté en el sofá y pensé en Joel, tal vez estaba durmiendo como siempre.

Hoy iba a hacerle su comida favorita y hacer algo "especial" pero no esperaba toda la tarea que me dejaron en la uni, así que lo dejé para mañana.

Le pedí a Lyla que me haga algo para comer y ella me trajo un sándwich con jugo.

–Gracias –le agradecí.

Lyssa estaba en la casa de mi papá, miré la hora y seguro que en pocos minuto ya estaba de vuelta aquí.

Comencé a hacer la tarea y terminé dos horas después.

Mañana tenía una cita con mi ginecóloga para ver como va mi embarazo. Estaba nerviosa.

Alyssa llegó y me mostró que se le cayó un diente.

–Uy, va a venir él ratón de los dientes –le dije contenta– ¿No te dolió?

–Un poco.

–Se cayó y se le salio el diente –dijo mi papá riendo.

–Voy a mostrarle a papi mi diente –dijo y subió rápido a la habitación.

Joel|

No quería ni mirar mis notificaciones, me sentía muy mal.

Alyssa entró a la habitación muy contenta.

–Mira, se me salió un diente –dijo ella feliz y me mostró un diente, abrió su boca y ví que de le salió el de la parte de abajo.

Que bueno. Está creciendo mi bebé.

–Tienes que dejarlo debajo de tu almohada en la noche, luego viene el ratón y se lo lleva –le dije.

–¿Para qué?

–Para... los ancianos que no tienen dientes, así se crean los dientes ésos –le dije y ella me miró sorprendida.

–Wow, que cool, voy a ayudar a crear eso con mi diente.

–Sí, y lo mejor es que el ratoncito te deja dinero para agradecerte –le dije y ella comenzó a saltar en la cama.

–Síí, voy a poder comprarme dulces –dijo contenta y sin querer pisó las pastillas que estaban en la cama– ¿Para qué es? ¿Estás enfermo, papi?

–Sí, me sentía un poco mal, ven aquí –le extendí mi mano, la acosté sobre mí y la abracé.

Ella me abrazó y me sentí súper bien con ése abrazo.

–¿Qué te duele? –me preguntó.

–Eso no importa ahora –dije– Te amo mucho, ¿sabías, no? Eres lo mejor que me pasó en la vida, tú y mami son muy importantes para mí –la miré.

–Sí, ya lo sabía –dijo– Tú eres el mejor papá del mundo y te amo muchísimo.

Sonreí y una lágrima salió de mi ojo, necesitaba esas palabras.
_____ estaba muy rara conmigo, sentía que quería alejarse de mí ya que casi nunca estaba en casa.

–¿Porqué lloras, papi? –me preguntó.

–Estoy feliz de tenerte a ti –le dije y la abracé aún más– Quiero que sepas que... cuando yo me vaya igual estaré contigo cuidándote, ¿sí?

–¿A dónde vas a irte? –me preguntó confundida, era muy pequeña aún para entenderlo.

–Pues cuando papá se vaya al cielo... –le dije y lo entendió.

–¿Porqué me dices esas cosas, papá? No te vas a morir aún, de viejito te vas a morir –dijo.

–Mhm... Sólo quería que lo sepas, tonta –le dije– Te amo hija.

–Y yo a tí, papá –besó mi mejilla– Voy a guardar mi diente así no se me pierde.

–Ve, luego le avisas a mami donde lo dejaste.

–Está bien.

Salió de la habitación y tomé mi celular. Miré algunas notificaciones y suspiré.

Sólo eliminé las notificaciones, dejé el celular y comencé a contar las tabletas de pastillas que tenía a mi lado.

Eran un total de cinco tabletas con diez pastillas en cada tableta. Me las iba a tomar.

Comencé a sacarlas de la tableta y las ponía en un vaso vacío, eran muchísimas.

–Amor... –entró _____ a la habitación– ¿Qué estás haciendo?

–Nada, están vencidas –le dije y ella entró a la habitación.

Se sentó en la cama y me quitó de la mano una tableta, comenzó a leer y me miró.

–¿Qué haces con esto Joel Pimentel? –me preguntó en un tono muy serio, no supe que decirle... No iba a decirle que me iba a matar.

–Nada, que me estuve fijando el vencimiento y las iba a tirar –insistí aunque seguramente ella ya se dió cuenta.

–Estas pastillas para dormir las compré la semana pasada, Joel –dijo– ¿Te las ibas a tomar? –miró las pastillas en el vaso.

Bajé mi mirada a mis manos y jugué con mis dedos.

–Ay amor... –dijo ella, se tiró encima mío y me abrazó fuerte– ¿Porqué hacerlo?

–No quiero que sigan diciéndoles cosas feas por mi culpa –le dije y mis lágrimas cayeron de mis ojos– Yo las amo muchísimo, son mi vida y no quiero que les pase nada, no quiero que algún loco les haga daño.

–Amor, ésto va a solucionarse, escúchame –se separó y limpió mis lágrimas– Sólo esperemos un poco, mañana temprano vamos y hacemos una denuncia en contra de ellas por difamación, ¿sí?

Negué con la cabeza.

–Es para nada, me va a costar mucho limpiar mi nombre –le dije y limpié sus lágrimas.

–Ay Joel morirte no va a solucionar nada, sólo vas a hacerme falta a mí y a Lyssa, sabes que sos todo para nosotras, amor –dijo y llevó mi mano a su vientre– Y lo serás para éste bebé que viene en camino.

La miré, ¿bebé en camino?

–¿Estás embarazada?

–Sí, estoy embarazada –dijo ella y sollozó– Tenemos una familia, Jo, piensa en Lyssa, le harías muchísima falta a ella, piensa en tus papás, en tus hermanos, en tus amigos... En mí.

Sólo lloré, tenía tanta razón ella. Soy un imbécil.

–Soy tan débil... –dije y ella negó.

–No amor, no lo eres, eres la persona más fuerte que conozco –me dijo y me abrazó.

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