Capitulo siete

786 76 4
                                    

En la mañana siguiente fuimos al cementerio y nos despedimos por última vez de la abuela Tere, fueron familiares y amigos de Joel.

Luego del cementerio fuimos a casa de Joel, estábamos agotados, no dormimos en toda la noche.

Fui a la cocina y preparé café, no había camas en dónde dormir. En una cama estaba Silvia con Lyssa y pues en la cama de Lyssa estaba Gabo durmiendo.
Sólo quedaba el sofá de la sala pero yo le estaría ocupando el lugar a Joel, entonces no iba a dormir.

–¿Quieres café? –le pregunté a Joel, él cerró las cortinas y se acostó en el sofá– ¿Vas a dormir?

–No, estoy muerto –dijo él, se quitó los zapatos y se tapó con una cobija– Ven aquí, no has dormido nada tampoco y ayer te has despertado muy temprano.

–No, tranqui –le dije.

Me hice el café y me lo tomé. Miré a Joel y él estaba mirándome.

–Que duermas conmigo no significa nada, ven –dijo.

–Yo no dije que significa algo –dije, terminé el café y me acosté a su lado.

Él posó su mano sobre su frente y se quedó quieto unos minutos, luego se escuchó su respiración muy calmada y un pequeñito ronquido.
Me acomodé e intenté dormir pero no pude. Se me hacía muy incómodo, además Joel estaba acostado derecho y con el cuerpo duro.

–Joel –le dije– ¿Puedes abrazarme?

–No –dijo, se acomodó y me abrazó, entonces me acurruque con él. Ahora sí me encontraba un poquito más cómoda.
Él me tapó bien y acarició mi cabello hasta que sentí que se volvió a dormir del todo.

[…]

Me desperté por el llanto de Lyssa. Ella se subió encima mío y me abrazó.

–¿Qué pasó, mi vida? –le pregunté, estaba llorando desconsoladamente.

Miré a Joel, estaba dormido aún.

–Aly, dime qué pasó –le dije– ¿Porqué lloras así? ¿Y Silvia?

Ella no me dijo nada, me preocupó mucho así que empecé a mirarle el cuerpo, quizá se lastimó con algo pero no tenía nada.

La abracé hasta que se calmó un poquito.

–Mami no quiero que nunca me abandones –dijo entre sollozos.

–No voy a abandonarte nunca, mi amor, ¿quién dijo eso?

–Estaba soñando que me abandonaste –dijo ella.

–Ya pasó, fue un sueño tonto –le dije– Nunca te abandonaría.

Ella miró a Joel y me miró a mí.

–Me mentiste, anoche ví a la abuelita Tere –dijo Lyssa.

¿Qué?

–¿Cómo?

–Estaba en el lugar donde estábamos anoche mami, ¿no la viste?

–¿Has entrado ahí dónde no podías entrar? –le pregunté, yo no quería que ella vea el cuerpo y Joel tampoco, así que no la dejamos pasar.

–No, estaba en la puerta mamá, y luego anoche estaba justo aquí y me dijo que me quería mucho –dijo ella.

–Ah... vino a despedirse de ti entonces –dije en un susurro– ¿Y no te asustó?

–No –negó con la cabeza, definitivamente vino a despedirse y a dar "una señal" de que está en paz.

–Que bueno, amor.

De cero || Joel Pimentel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora