10. N

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Miró una vez más el líquido rojizo deslizarse por las paredes blancas.

Pensado en qué fue lo que llevó a terminar así.

No encontró nada entre sus retorcidos pensamientos.

Solo se le formó una lasciva sonrisa en el rostro.

Oh sí, le encantaba.

Le encantaba la locura donde se encontraba.

La locura que le hace cometer actos impuros.

Por mera necesidad, por mero impulso.


[...]


Luego de limpiar su obra de arte, salió del lugar con dirección al puente.

Su lugar favorito.

Donde podía pensar, gritar, reír y llorar sin tener a nadie quien pudiera molestarlo.

Ya que ese puente estaba considerado maldito.

JAJAJA.

Si la gente supiera que las risas, los llantos, los golpes y los gritos de medianoche son provocados por él.

No por fantasmas.


[...]


Hubo un día, donde se le vino a la mente un comentario de su madre.

«Cuando eras niño, te hicieron estudios psicológicos, porque pensé que no era normal que quisieras quemarte el nombre de Lucifer en tu brazo derecho.»

'Ay madre, si supieras las cosas que ha hecho tu bebé desde los 12...'

Mató animales, modificó aparatos electrónicos para que sean de tortura.

Como ese corta uñas, que ahora era una navaja multiusos.

O ese lápiz grafito, que ahora era una flecha.

Tantas cosas que modificó para darle placer a los demás.


[...]


Él no entendía porqué sus acompañantes gritaban en vez de gemir.

Solo quería hacerlos sentir mejor. ¿No es eso lo que pedían?

Liberar el estrés.

Dejar de existir.

Poder morir en silencio.

Para ya no tener responsabilidades.

Él solo les hacía un favor.

¿No es eso ser una buena persona?

Ayudar a los demás, ser caritativo.

Bueno, al parecer para ellos, no.

«Zonas de Rojo, Gris y Negro»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora