Eclipce

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El periodo de escolaridad no es realmente sobresaliente ni muy interesante para la mayoría de las personas, después de todo a esa edad apenas estas comenzando a vivir una etapa más compleja debido a las complicaciones que vienen incluidas con la mayoría de edad pero fuera de ello el colegio no trata más que de aprender, amistades, chismes y la poca falta de privacidad por la que se atraviesa a esa edad. Te rodeas de amistades que siempre se arman películas en sus mentes sobre si gustas de alguien, si eres el blanco de algunas miradas o con quien podrían llegar a emparejarte. Pareciera que cualquier colegio o instituto no es más que un lapso donde la gran mayoría solo tiene presente el romance propio o ajeno, sobre todo si puedes entrometerse y presionar ese tipo de temas; dado que ese era mayormente el nada peculiar objetivo de esa edad, era "normal" que si te ven con alguien por mucho tiempo o si alguien fija su atención en ti por poca que esta sea, no tardan en liarse chismes sin fundamentos o que te acechen tratando de obtener la primicia como cualquier periódico amarillista.

Por ello mismo aquella estudiante de cabellos naranja prefería mantener su mirada en el paisaje que observaba a trávez de la ventana, esperando que el timbre sonara y las clases se reanudarán. De esa manera podría evitar a lo que malamente ya se estaba acostumbrando, además de que estaba de humor como para volver a casa temprano, no es que tuviese problemas con sus amistades o no lo fueran, tan solo era cansado escuchar lo mismo una y otra vez, por eso suspiró con evidente desgano cuando escuchó el mismo número de pasos acercándose hasta ella, apenas y tuvo que virar un poco para encontrarse de frente con sus emocionadas amigas soltando un sin fin de palabras y las mismas preguntas ya antes escuchadas, todavía no lograba comprender cómo es que ellas se hacían tantas historias donde ella era la protagonista y actuaba con chicos de los cuales apenas sabía cuáles eran sus nombres o los había visto de reojo por algún pasillo ... O fue así hasta hace algunos meses donde la fijación comenzó a ser sobre un solo tema, sobre un solo chico; mismo con el que había tenido que convivir un par de horas esa mañana debido a un requerimiento académico, igual que en ocasiones anteriores.

No dejan de preguntar lo mismo día tras día, han pasado meses ¿acaso es tan importante?

— ¿Y lo preguntas así como si nada? — Gillian encaró a la de melena otoñal con bastante emoción además de curiosidad — Deberías estar feliz Emma.

— ¿Por qué? ¿Saben algo que yo no?

— Supongo que no... ¡Por eso deberías aprovechar!

— A lo que Gillian se refiere es que quizás deberías acercarte fuera de clases — aconsejó la de gafas con una sonrisa cómplice — él parece estar interesado en ti.

— Quizás demasiado... — murmuró la menor de aquel grupo con un toque de incredulidad que no planeaba ocultar, así que sus zafiros quedaron fijos en su "amiga" — ¿Estás segura de que no sabes de quién o qué es de lo que te hablamos, Emma?

Ambas chicas se observaron de una manera fija durante algunos segundos como si de esa manera lograran cumplir con su silencioso objetivo. Ninguna quería ceder en aquel tema, no cuando de ello dependía su interés tanto amoroso como en su privacidad, ambas parecían molestas y a nada de hacerlo saber de manera verbal hasta que Emma desvío la mirada volviendo a posar sus jades en la ventana antes de suspirar vagando un poco por sus recuerdos, por más que quisiera dejar claros los puntos había prometido no hacer una locura y pensaba cumplir con su promesa.

Es imposible no saber quién es o haber escuchado sobre uno de los mejores alumnos de este colegio, todos saben lo talentoso que es, los premios que ha ganado para sí y para el colegio... "Aquel chico de hebras oscuras y una mirada misteriosa, tanto que cubre uno de sus ojos violeta con su largo flequillo. Igual que la luna se oculta en la oscuridad cuando así lo necesita."

RayEmma Week 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora