sixième

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—¡Beomgyu, Beomgyu, arriba! —por más que gritara, no me tomaba atención. Decidí tomar medidas drásticas y me lancé sobre su cuerpo dormido.

—¡Agh! —se quejó para luego comenzar a toser y mirarme molesto.

—No te arrugues, serás una oruga —puse mi dedo índice en su entrecejo mostrándole la lengua —¡Vamos, arriba!

—Y-ya voy, pero p-por favor... Quítate de encima, p-pesas —sus manos empujaban mi pecho en un intento de alejarme.

—Bien, bien —me levanté y me iba a ir, pero inmediatamente me giré al recordar algo —¡Oh, ya me tomé los medicamentos y preparé el desayuno! ¡Vistete pronto, se puede enfríar! ¡Las tostadas heladas son de lo peor!

—Ok, dame unos minutos y voy —tal y como dijo, en unos minutos ya estaba conmigo sentado en la mesa con una tostada en la boca, pero a pesar de todo, sus ojos se veían pesados y rojos —¿Tan joven y fumas?

—¿¡Qué!? —ups, parece que ya despertó —¿¡De qué hablas!?

—Ah, es que tus ojos están pequeños y rojos, supuse que fumaste algo.

—¿¡Estás loco!? ¡Ni de broma lo haría!

—¿Entonces qué?

—Y-yo qué sé. Puede que sea por dormir demasiado.

—Umh... Pues, quizá sí, no lo había pensado —me tomé el mentón con la mano simulando una expresión pensativa.

—Hey, Soobin hyung, hoy tienes médico.

—¿Huh? ¿De verdad? ¿En qué momento?

—El otro día llamé para pedir una hora, me la dieron para hoy a las 13:30 —sorbió su café muy concentrado en la taza frente a él.

—Umh... ¿Qué hora es? —miré el reloj de pared —Son las 11:17, estamos en pie a buena hora...

—El hospital queda lejos de casa —dijimos en sintonía y yo le miré impresionado.

—¿Y eso?

—Siempre lo dices.

—Oh, vaya, no lo recordaba.

—Yo sí —rió con tono cansado.

—¿Sucede algo? —ya me empezó a preocupar su actuar. Se veía demasiado cansado, como si estuviera a punto de resfriar o de perder la cabeza.

—No es nada —se puso de pie y fue a dejar su taza al lavaplatos para después voltear a verme —Creo que ya es hora de ir marchando.

—¿Tú crees? —él me levantó su pulgar y me sonrió.

—Que linda sonrisa tienes, así me gusta. Mantenla siempre, ¿Sí?

—Gracias, trataré hasta el domingo.

—Hasta el domingo y toda la vida, ¿Ok?

—Ok —me mostró sus dientes nuevamente, esta vez más amplia.

Salimos del departamento y nos fuimos en dirección al hospital, pero no sin antes tomar el metro y dos autobuses para dar con el paradero del establecimiento.

Entramos y hablamos con la recepcionista para preguntar por el doctor Choi, es muy amistoso y el mejor doctor que he tenido de todos por los que he pasado. Siento que es el correcto.

La chica de cabellos claros nos señala la sala de espera que se ubica frente a la puerta de la oficina del doctor. Beomgyu y yo nos sentamos y luego miramos la hora.

—13:26, llegamos a tiempo otra vez —dijo él.

—Siempre puntuales —le golpeé el hombro con suavidad.

—Choi Soobin, por favor diríjase a la oficina de atención 235 con el doctor Choi —logramos escuchar por los pequeños parlantes colgados en distintas esquinas. Eso desvió toda nuestra atención hacia ellos para luego colocarnos de pie y encaminarnos a la puerta de enfrente, Beomgyu posó su mano en el picaporte de la puerta para luego dejarme pasar a mí primero.

—Buen día, chicos. Tomen asiento —el castaño frente a nosotros estaba sonriendo como si de verdad estuviera feliz de vernos, mientras nos señalaba las dos sillas con almohadones frente a su escritorio —¿Cómo te has sentido Soobin?

—¿Umh? Bien, bien, siempre bien.

—¿De verdad? Eso es interesante de saber, ¿Qué has hecho dentro de la semana? —se arremangó las mangas de su bata blanca y apoyó sus codos en la madera para poner su cara entre sus palmas, mirándome con suma atención.

—Umh, bueno. He estado en casa, veo televisión, Beomgyu llega del colegio y pasamos un buen rato juntos. Jugamos, comemos y nos divertimos.

—¿En serio? Que buena vida se llevan ustedes dos —esta vez apoyó su espalda en el respaldo de la silla giratoria la cual se inclinó hacia atrás debido al peso del cuerpo contrario.

—¿¡Verdad!? No lo cambiaría por nada —abracé meloso a Beomgyu y restriegué mi mejilla derecha con su mejilla izquierda mientras apretaba su brazo con cariño.

—Beomgyu es encantador —el doctor Choi le sonrió con dulzura, pero ahora su vista se direccionó hacia mí diciéndome —Tan encantador que necesito quedármelo por un momento —esa era la señal para salir de la oficina y esperar un tiempo afuera.

Beomgyu y Yeonjun siempre tenían un tiempo a solas, nunca sabré qué cosas hablan dentro porque, según Beomgyu: "Es información confidencial".

Nada fue nuevo para mí, Beomgyu salió llorando del lugar y luego me miró diciéndome que no le preguntara qué sucedía con la misma excusa de que es confidencial. Me molesté de verdad, pero no iba a insistir con respecto al tema y tragándome todo el orgullo, solo lo abracé y lo acurruqué muy cerca de mis latidos acariciándole con esmero el cabello para lograr aplacar aquel llanto que cada vez se tornaba más ruidoso.

Entonces, él dijo algo que no pude descifrar sin importar cuánto intentara.

—Tengo miedo.

—¿A qué le temes? ¿Qué te preocupa?

—Demonios internos, ¿Crees en ellos?

Sí... No... No sé qué responderle a eso la verdad, todo es tan confuso ahora.

—Nunca he oído sobre ellos.

—Claro, no los conoces ni ellos a ti... No te culpo, ¿Sabes? Es inevitable —con sus mangas se fregó los ojos para secar las lágrimas rodantes en sus mejillas y sonreír con fuerza.

No digo que haya sonreído con fuerza como tal, es solo que mi subconsciente me pasó el mensaje del significado de aquel gesto a través de mis ojos, me decía que Beomgyu era alguien valiente y luchador.

Atiné a revolverle sus cabellos y a ponernos en marcha a nuestro hogar donde me concentraría en subir el ánimo de mi pequeño compañero y mejor amigo.

Así son los sábados.

the 7th part of me °• soogyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora