-» UNO «-

190 6 0
                                    

Hoy es la Cosecha.

Abro lentamente los ojos. La tenue luz de la mañana entra por la ventana, arrojando destellos en la habitación. El carbón frío descansa sobre la chimenea como único recordatorio del fuego del día anterior.

El brazo protector de mi madre me rodea, dandome calor. Lo aparto con suavidad para no despertarla.

Mis pies descalzos tocan el suelo frío. Cuidando no hacer ruido, me acerco a la cama de enfrente.

Jamás había visto a Katniss tan mal. Tiembla y sus dientes castañean. Mechones de su cabello negro están pegados con sudor a su rostro. Tiene las mejillas sonrosadas y los ojos entrecerrados.

-Hola, patito.

Le quito los paños tibios de la frente y los remojo en la cubeta de agua helada. Pongo una mano en su frente. Está ardiendo. No le ha bajado la fiebre ni un grado.

Le coloco los paños nuevos y la hago beber un poco de té de menta con un chorrito de jarabe para dormir. El efecto durará unas horas, como mamá dijo.

-Descansa- le acaricio la mejilla y ella cierra los ojos.

No supimos que le hizo mal. Quiza algo que comió en el Quemador o una infección. Katniss jamás se enferma. Cualquier cosa que la haga vomitar, tener fiebre y perder la conciencia, como ocurrió toda la noche, debe de ser lo peor de lo peor.

Ayer llegó corriendo a casa y expulsó lo poco que tenia en el estómago. Mi madre la revisó, le pidió que reposara y que comiera algo, lo cual era imposible en ese momento porque no teniamos nada en casa, pero mi hermana es testaruda.

Dijo que se sentia bien y que iría al bosque a cazar y nos traeria algo. Salió antes de que mi madre pudiera detenerla.

Nadie podía detener a Katniss.

Cuando volvió a casa entrada la noche, se desmayó. Estaba pálida y cubierta de sudor. Tuvimos que meterla en la bañera para que le bajara un poco la fiebre. Luego la llevamos a la cama, pero no pudo conciliar completamente el sueño entre quejidos y retortijones. Me quedé cuidandola hasta entrada la noche. Después mi madre se quedó con ella mientras yo descansaba un rato.

Miro a lo lejos el verde del bosque desde la ventana. La pradera es la única y veradera razón de que sigamos con vida. De ahí viene la carne, los vegetales y las hierbas medicinales que trae mi hermana.

Siento algo peludo en mis pies. Bajo la mirada y me encuentro con Buttercup ronroneando. Lo levanto y le acaricio la oreja. Lo escucho ronronear, complacido.

Camino por la casa, mirando cada detalle. Hoy es el primer día en el que estoy preocupada de no volverla a ver. Tengo 12 años. Y una papeleta en el sorteo.

Me acerco a la foto de la repisa de la esquina. Cuando hablo, mi voz suena queda y entrecortada.

-Papá, hoy es la Cosecha.

Patito | THG Donde viven las historias. Descúbrelo ahora