-» DOS «-

123 7 2
                                    

—Date prisa.— la voz de mi madre suena fría y distante. Como siempre.

Me arreglo la camisa frente al espejo. Mi cabello ya está peinado y mi cara limpia. Veo mi reflejo en silencio.

—Date prisa, Peeta.— repite mi madre.

—Ya terminé...— le respondo, dándole la espalda al espejo.

Salimos por la puerta de la panadería. El aire de afuera me pega en la cara. Estoy tan acostumbrado al olor del pan, que la falta de él casi me resulta incómoda. Mi padre me contó, que cuando era niño, podía pasarme horas frente al horno, viendo arder las llamas y aspirando profundo el dulce aroma.

Jamás le creí.

Mis padres, mis dos hermanos y yo caminamos por las calles del distrito 12, hacia la plaza. Muchas familias ya se dirigen ahí, para esperar la Cosecha.

He pasado 5 cosechas en mi vida. Recuerdo la primera. Y espero también poder recordar la última.

No olvidaré el rostro de mi hermano mayor en su última Cosecha. Cuando Effie Trinket dijo el nombre de otro chico, su semblante se relajó. Como si le hubieran quitado un peso que cargó todos estos años. Ahora el sólo observa junto a mis padres detrás de la línea.

Pero aún somos dos dentro del sorteo.

Cuando por fin llegamos a la plaza, nos registramos. Nuestros padres y hermano, van a la zona designadas para ellos.

—Todo va a salir bien, hijo.— me dice mi padre. Aunque hay un atisbo de duda en su voz. Luego me abraza.

Detrás de él, mi madre está cruzada de brazos con la mirada baja, como si estuviera pensando en algo. Entonces levanta la vista y su rostro vuelve a ser la misma mirada dura, sin expresión.

Me voy a formar con los chicos de 16 frente al Edificio de Justicia. En la tarima está sentada la ya conocida Effie Trinket, del Capitolio y el alcalde Undersee. Pero aún hay una silla vacía.

Las chicas están del otro lado, divididas por edades, como nosotros.

El sol está en lo alto del cielo, un ligero sudor recorre mi espalda.

La plaza esta abarrotada de personas, y las que no habían encontrado lugar están apelotonadas en las calles más cercanas.

La ceremonia da inicio como todos los años, unos minutos antes de las dos.

El alcalde comienza el mismo discurso de todos los años.

—Es momento de arrepentirse pero también de dar gracias.— dice al final.

Observo los dos recipientes con los nombres de todos nosotros.

En el de los chicos, mi nombre esta 7 veces.

En ese momento aparece Haymich Abernathy, ganador de los juegos, susurrando algo.

Esta borracho, definitivamente. Se deja caer en la silla a un lado de Effie.

Cuando el alcalde termina, todos aplauden y Haymich intenta darle un gran abrazo a Effie Trinket.

Entonces el alcalde la presenta y ella se levanta alegremente.

—¡Felices Juegos del Hambre! ¡Y que la suerte esté siempre, siempre de vuestra parte— dice con el acentito del Capitolio.

Ha llegado el momento.

—¡Las damas primero!— dice mientras se acerca a las papeletas de las chicas.

Todos aguantan la respiración. Ella mete la mano y saca una papeleta. Me siento mal por cualquiera que sea la chica que tendrá que ir a los Juegos.

Mis pensamientos son interrumpidos por el alegre tono de Effie, anunciando el nombre.

—¡Primrose Everdeen!

Patito | THG Donde viven las historias. Descúbrelo ahora