One

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El menor movía sus caderas de abajo hacia arriba frenéticamente, algunos gemidos se escapan de la boca del mayor.

-Jo..der Conway- Dijo entre jadeos y gemidos Gustabo. Este era otro de sus encuentros “casuales” que siempre terminaban en lo mismo.

Habían estado haciendo esto desde hace un mes y poco más. Salían a comer, paseaban, y terminaba siempre en sexo.

Aunque Gustabo no lo quisiera admitir, quería saber que eran, en ningún momento Conway le pidió ser algo más y, en ningún momento Gustabo dio señales de querer más.

Un pequeño gemido subido de todo se escapó de la boca del de ojos azules, anunciando haber llegado ya al orgasmo seguido después por su amante.

Gustabo se recostó alado de Conway, estaban en el departamento del mayor, no tenía prisa por vestirse o por siquiera irse del departamento.
Hubo un silencio, Conway se arropó y a Gustabo también, dando a entender que se dormiría, se giro dándole la espalda al menor, cayendo los dos en los brazos de Morfeo.
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El sol entrando por la ventana hizo despertar a Gustabo, estirando su brazo hacia la derecha, sintiendo el frío de ese lado de la cama, viendo que no había nadie ahí, y por alguna extraña razón, le dolia el pecho.

Se levantó con dolores en su zona baja, aun no terminaba de acostumbrarse. Se dió una ducha rápida, se puso su ropa y salió al salón principal, había una taza de café, por un momento su corazón sintió una calidez agradable, se acercó a la taza, viendo esta ya medio terminada. ¿Qué estaba esperando? ¿Qué Jack Conway le hubiera dejado una taza de café? Se sentía estúpido ¿Por qué siquiera pensó en esa posibilidad?

Salió de la casa del mayor. Era Subinspector Jefe, pero eso no le impedía robar un auto, después de todo debía llegar temprano a su trabajo, es un buen pretexto ¿No?

Había llegado a comisaría, dejó el auto estacionado y entró. Vio a el Superintendente hablando con Volkov en la armería, sus miradas cruzaron, su pulso se aceleró y su corazón sintió de nuevo esa calidez. El mayor apartó la mirada, y la dirigió al ruso con el que estaba hablando hace unos momentos.
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Gustabo se encontraba en los vestidores con una cara de pocos amigos, no pudo coincidir con su jefe en todo el día, no sabía por qué quería ver a Conway, así sea por unos segundos.
El sonido de la radio lo sacó de su pequeño transe.

-Código 3 en Licorería, nos faltan dos agentes.- Se escuchó la voz de Volkov en la radio.

Si estaba Volkov estaba Conway ¿No?

Sin pensarlo respondió.- ¡Subinspectores Fred y Dan en camino!
Horacio quién recién entraba a los vestidores con una dona en la boca, solo asintió con emoción, le encantaban los códigos 3.

Horacio y Gustabo subieron al patrulla “Héroe” y se dirigieron al código 3. El camino estuvo lleno de risas, y bailes hasta llegar, por alguna razón Gustabo se encontraba emocionado y algo le decía que no era por ir a escuchar la negociación de Volkov con el atracador.

Al llegar a la licorería los ojos de Gustabo se iluminaron al ver a Conway en la entrada de la licorería, al parecer, discutiendo con uno de los atracadores.

Pasaron unos 30 minutos de negociación. Los atracadores saldrían, pitarian, les darían 1 segundo de ventaja y el resto estaría por verse.

Y ahí iban, Volkov con Conway en el patrulla de alfrente y Horacio con Gustabo detrás de su patrulla siguiendo a los fujitivos.

En una de las curvas el auto de los atracadores falló, chocando. Horacio se bajó del auto para poder arrestar a uno de los atracadores, Volkov imitó la acción del de cresta.

Conway estaba apoyado en el patrulla mientras fumaba. Gustabo miraba desde lejos a Conway. Sus ojos oscuros siempre tapados por aquellas gafas, sin importar que fuese de noche, su cabello perfectamente peinado, sus labios que se veían tan bien formados. Y ahí esta, otra vez su corazón se siente cálido, y ahora sabe porque quería ver a Conway.

Está enamorado.

Fool | Intenabo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora