🦋!! ' Capítulo O4

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De nuevo el solitario Jimin estaba sentado en la biblioteca, ahora lo único que hacía era pensar, pensar y pensar. Pero no pensaba en cualquier cosa, su mente estaba completamente centrada en una persona en especial.

Min Yoongi, el que habla de más.

Extrañamente, el pelinegro lograba colarse en la mente del castaño hasta cuando estaba en la ducha. No había conseguido dormir durante la noche puesto que en sus sueños, la imagen de una relación con Yoongi se colaba de una manera realmente extraña.

Jimin se preguntaba cómo era posible aquello. ¿Qué demonios era Yoongi de especial? Siendo sinceros, el pelinegro siempre había tenido la atención de Jimin. Aquella deslumbrante sonrisa y ese caminar seguro hacía tiempo que tenía a Jimin pensando. ¿Yoongi le gustaba?

—Ah, ¿qué demonios me pasa? —se dijo en un tono frustrante mientras tiraba ligeramente de sus cabellos.

Toda esa situación lograba hacerlo sentir mal, un extraño pero reconocible sentimiento se alojaba en su estómago cada vez que pensaba en él. Oh no, Park no podía estar enamorado del chico, eso sería, técnicamente, la peor cosa que le pudiera haber pasado.

O quizás la mejor.

Realmente intentaba alejarse de aquella tontería, porque sí, Jimin creía que estar enamorado, en especial de Yoongi, era una tontería.

Park no había experimentado en su totalidad aquello de "enamorarse". Había llevado algunos chicos a casa para presentarlos a sus padres, pero en sí jamás había tenido aquel sentimiento de amar. Eso que todos caracterizaban como una de las mejores y peores cosas que pudiera sentir.

—Hola, Park —una voz conocida se escuchó.

Misteriosamente, la cara del castaño enrojeció en un segundo. Unos aleteos se sintieron en su torso bajo, logrando hacerlo sentir del asco. Instintivamente dio un pequeño golpe a su estómago, en intento a parar aquel sentir.

—Estúpidas, salgan de ahí —susurró Jimin con la cabeza baja, mirando directamente a su estómago.

Dirigió la mirada a Yoongi. El pelinegro aplastaba su cara con la palma de su mano mientras una cara confundida la decoraba. Park borró al instante cualquier señal de sonrojo y frunció el ceño ligeramente curioso sobre el porqué de la cara larga de Yoongi.

—Hola, Min —su voz sonó algo nerviosa, se dio una bofetada mental y su semblante pareció cambiar al segundo—. ¿Por qué tienes esa cara larga?

Todo parecía apuntar al problema de hacía dos días. No había podido negar que después de salir de la cafetería con aquellas palabras dichas a Jungkook, un sentimiento de orgullo crecía en el vacío de su corazón, aunque después de eso no vio a Yoongi cerca de él.

Parte de eso le hizo sentirse realmente miserable.

—Ya sabes, problemas de siempre —respondió.

La cara de Yoongi realmente le hacía sentir lástima, eso no estaba bien. Moría por saber qué era lo que le pasaba para después ayudarlo en lo que pudiera, siempre intentando que todo estuviera bien en su vida. Un propósito que, desgraciadamente, no le pertenecía.

Aún.

El silencio reinaba en la mesa, la sigilosa mirada de Jimin estaba posada sobre el de cabellos negros, intentando arremeter en su mente y saber qué pensaba. Observó bien al chico; era realmente guapo, su cara era casi completamente simétrica, dos bellos ojos eran acompañados con unas cejas gruesas y oscuras. Y esos labios, esos labios parecían estar compuestos por frutos deliciosos.

Quería besarlo.

—¿E-Esos problemas tienen que ver con Jeon? —un pequeño tartamudeo salió de sus labios seguido de una pregunta que no tomó muy bien el chico que estaba frente a él.

—No.

La respuesta que el otro dijo fue segura, casi como si hubiera roto aquella relación. Eso era totalmente imposible, pero se valía de todas maneras soñar.

Jimin agradeció que la respuesta fuera tal, se había prometido estúpidamente que si Jungkook volvía a hacerle algún tipo de daño al pelinegro, no se quedaría de brazos cruzados. Realmente estúpido pero necesario.

—Hay alguien que... —la segunda palabra alarmó a Jimin. Se recargó hacia adelante acercándose peligrosamente al pelinegro—, me hace dudar.

La mente del menor comenzaba a trabajar. ¿Dudar? ¿Dudar sobre qué? Ese alguien era lo que más le preocupaba.

—¿Dudar? No entiendo, Min.

—Hace que mi cabeza explote —sus manos se movieron de manera extraña—, me hace dudar sobre lo que siento y hace que mi estómago se sienta raro.

El castaño se desilusionó. Cientos de estrellas de cartón se le vinieron encima, aquellas estrellas que se había encargado él mismo en hacerlas, recortarlas y pintarlas. Había sentido aquellas estúpidas mariposas mientras que vivía entre esas estrellas.

Se consideraba un idiota de los buenos.

Aunque no culpaba al pelinegro, nadie se enamoraría del triste Jimin. Ese que comía solo porque a nadie le caía bien.

—Ah —su expresión era decaída, al igual que su sentir—, y, ¿quién es?

—Me tengo que ir.

La sonrisa del mayor sólo consiguió que Jimin se sintiera ligeramente más emocionado, enojado, triste y decaído.

¿En realidad estaba enamorado de Min Yoongi? Apenas hacía unos días que se habían conocido, o más bien, que Yoongi había conocido a Jimin. El pelinegro siempre había estado dentro de la mira del menor, lo conocía y sabía muchas cosas sobre él.

Todo apuntaba a que Jimin tenía desde mucho antes un gran enamoramiento en Min, pero no había sido capaz de decirlo libremente. No era de ese tipo de chicos.

—¿A dónde vas? —la pregunta tomó desprevenido a Yoongi.

—A casa —respondió—. En realidad no, faltan cuatro clases. De hecho voy a ver a Jungkook, necesito aclarar unas cosas con él.

—¿Qué planeabas con decir que irías a casa? —la risa del menor resonó en los oídos del mayor—. ¿Qué te invitara un helado?

Yoongi sonrió ladino ante el reciente recuerdo y se regresó a verle. Se observaron entre sí, buscando alguna respuesta para aquello y admirando lo que había en el otro

—Espero no equivocarme en lo que haré —dijo Yoongi, dando media vuelta y alejándose de un Jimin demasiado confundido.


boyfriend ও jimsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora