Introducción

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A menudo, Yoongi solía creer que quizás Jungkook estaría mejor con alguien más; con Eunwoo o probablemente con Yugyeom, no con él, especialmente por los problemas que habían tenido los últimos meses, que parecían no poder terminar nunca. Peleaban mucho, por casi cualquier cosa, y eso los ponía de los nervios a ambos. ¿Era correcto poseerlo e intentar hacerlo feliz a pesar de ello? Yoongi no estaba seguro, pero desde el primer momento había prometido que dejaría que fuera Jungkook quien terminara con su relación; él mismo no se atrevería nunca a dejarlo, no podía.

Como fuera, Jungkook, a pesar de todo, seguía diciendo que lo amaba, que no podría haber nadie más que él en su vida y que siempre sería suyo, a pesar de los problemas que tuviera o lo rotos que se sintieran. Estaba seguro de que, si estaban juntos, nada más importaba. Y es que, Jungkook siempre estaba dispuesto a entregarse por completo cuando se trataba de Yoongi, porque estaba seguro de que era el amor de su vida.

Aquel día, Yoongi se encontraba en el departamento que ambos compartían. Era el mismo al que se había mudado después de que su padre se había ido, y habían comenzado a vivir ahí juntos hace dos años. Miraba a la ventana, observando las farolas encendidas en medio de aquella noche, pensando en lo cansado que se sentía y en lo bien que le vendría dormir en ese momento, pero no podía, le había prometido esa noche a Jungkook y se lo cumpliría.

En ese momento, su novio salió del dormitorio, después de más de media hora arreglándose. Se había esmerado en serio; sin embargo, al verlo, Yoongi pudo darse cuenta de por qué, y es que Jungkook en serio lucía muy bien. Llevaba un traje formal negro, aunque sin corbata y con el primer botón de la camisa desabotonado. Casi lucía como un modelo, con algunas ondas sobre su cabellera castaña y aquel rostro tan perfecto que tanto amaba. ¿En qué momento había madurado tanto?

Dejó que fuera él quien se acercara, sin poder quitarle la mirada de encima. A veces no podía creer que alguien tan increíblemente guapo como Jungkook lo amaba de la misma manera en que él lo hacía. Aun así, a pesar de sus rasgos adultos, a veces era capaz de mirar al Jungkook adolescente, cuando sonreía o cuando se emocionaba. Le encantaba cuando eso sucedía.

—Luces muy bien en ese traje —le dijo Yoongi, mientras el otro ponía sus manos en su cintura, acercándolo un poco hacia él.

—¿De verdad te gusta? —cuestionó, enarcando una ceja

Después de todo, había sido Yoongi quien se había negado tanto a llevar traje, aunque al final se había puesto uno también.

—Me gusta sólo por el hecho de que puedo quitártelo después.

El más alto atinó a sonreír de manera maliciosa, y aunque Yoongi hizo por darle un beso, el menor se apartó casi de inmediato, soltándolo.

—Eso tendrá que esperar. Tenemos una reservación y no podemos llegar tarde —manifestó con un nerviosismo extraño, comenzando a caminar hacia la salida mientras tomaba las llaves del auto.

Al mayor, quien estaba un poco decepcionado por lo sucedido, no le quedó más que seguirlo. No era la primera vez que ocurría, y lo peor es que cuando intentaba preguntarlo, Jungkook simplemente lo negaba. ¿Por qué simplemente no le decía la verdad? Odiaba sentirse de esa manera tan... mal.

Ambos bajaron al estacionamiento y se subieron al auto. Jungkook conducía, y el ambiente, mientras tanto, estaba un poco apagado. Lo único que se escuchaba era el sonido del motor y de la leve música de la radio. Estaban reproduciendo una balada en ese momento, una canción casi nostálgica; lo último que le faltaba. Sin decir nada, apagó la radio y miró por la ventana el resto del viaje, sin saber qué esperarse de esa noche. No estaba de humor, estaba cansado y la actitud de Jungkook no hacía más que agravar todo eso.

Singularidad (Hopemin, Yoonkook, Namjin, Baektae/Chanbaek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora