~Ultima Alternativa~

~ 12~

¿-Lance? ¡Lance! llamaba Keith

-Mallet no grites. Le regañó Lance. -Eres muy ruidoso y me duele la cabeza. Le recrimino Lance.

-Lance espera no te muevas, aún tengo que vendarte. Le dijo Keith, mientras tomaba otras vendas y las enrollo alrededor de su brazo.

-Auch. Se quejo por lo bajo lance por lo bajo apartando la mirada de su brazo

- ¿Lo ajuste demasiado? pregunto el pelinegro.

-solo un poco respondió el castaño con un susurro.

En cuanto Keith termino de acomodar el vendaje, Lance retiro su brazo abruptamente y lo pego a su pecho.

¿lance? ¿quieres hablar?

Lance en respuesta le dio la espalda y le susurro con voz entrecortada. -Solo vete y déjame solo

Keith no dijo nada y salió de la habitación para dirigirse a la suya y tratar de digerir un poco la información, buscar en sus recuerdos más recientes de lance posibles señales que pudieran haber arrastrado a lance a hacer semejante cosa, mientras lance estaba inconsciente pudo notar cicatrices en sus brazos, algunas más antiguas que otras y unas de posiblemente de una semana atrás, pero hubo otra cosa que noto en su brazo izquierdo, donde estaban todas las cortadas de ese día, tal vez fuera su imaginación pero le pareció ver que donde estuvo escurriendo la sangre unas ¿mariposas?, ahora que lo recordaba no solo eran una o dos eran muchas, llegaban desde su muñeca hasta su codo, tenían varios colores pero o pudo ser la sangre o su imaginación pero había muchas dibujadas de color rojo. Parecía infantil y un poco tétrico el hecho de dibujar mariposas en sus brazos y que después fueran cortadas a la mitad. Mientras pensaba en todo eso noto que tenía hambre y si no mal recordaba, cuando vivía en la tierra y donaba sangre, los enfermeros solían decirle que si seguía yendo tan seguido, a su cuerpo le faltaría sangre y debería comer más para recuperarla, y esto lo hizo pensar en Lance y Keith a pesar de no dominar el tema sabía que el castaño había perdido mucha sangre y apostaba su chaqueta favorita que Lance debía tener aún más hambre, así que de un brinco se paró del piso de su habitación y se dirigió a la cocina de la nave a buscar algo que se viera comestible.