Capítulo 5: El ataque

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Tenor se encontraba escribiendo en su cuaderno mientras Solé me contaba sobre su visita al pueblo a escondidas de nuestro padre y hermano mayor. Me sorprendió su valentía, Tenor comentó que debía tener cuidado en el pueblo, nos contó que nuestra familia no es bienvenida y que era mejor evitar posibles peligros. Solé asintió tomando su advertencia con mucha atención, mi hermana no ocultaba nada su admiración a Tenor.

—Diga médico Tenor —Solé posó su mirada ambarina en el mayor—. ¿Tiene pareja o está interesado en alguien?

Miré a mi hermana con frustración. No ha dejado de preguntarme si Tenor posee pareja o algo, y aunque ya le dije que no lo sé, me ha estado presionado en que le pregunte. Así que, por lo visto, ha decidido preguntar ella misma aprovechando la presencia de mi médico.

—No.

— ¿Y eso por qué? —cuestionó mi hermana acercándose a Tenor.

— ¿Estoy casado con mi profesión? —dudó Tenor riendo al no saber cómo contestar a mi hermana.

Es una excusa tonta.

—Dígame la verdadera razón, médico Tenor —suplicó Solé—. ¿Por qué?

—Porque sí.

— ¡Médico Tenor! —reprochó Solé con resentimiento.

Tenor solo rió, Solé se disculpó al tener que retirarse, salió con los ánimos bajos por no lograr su cometido. Ni yo entiendo porque está interesada en ese tema. Pero admito que Tenor logro esquivar la pregunta de una forma peculiar, aunque mentiría si dijera que no me entró la curiosidad al verlo excusarse.

—Aunque me mires así, no te lo diré a ti tampoco —Tenor me pico con la pluma. Que manía.

— ¿Por qué? —cuestioné algo ofendido alejando la pluma.

—Porque no —sonrió juguetón sin despegar la mirada del cuaderno, rodeé los ojos.

No me lo dirá, al menos no completamente.

—Es lo que me vuelve un estúpido, solo eso diré —comentó u regreso a su escrito.

Sonreí y deje ese tema por la paz, miré la ventana siendo participe de cuando unas hojas se colaron por ella. La primavera era hermosa, las flores se ven hermosas así como las copas de los árboles. La primavera es época de vida, es donde todo florece y se llena de vida. Eché un vistazo a Tenor concentrado en su escritura, Tenor es vida, y no solo por su magia, lo es porque sus ojos verdes siempre brillan mostrando su vida orgullosa. Su cabello es reluciente, un castaño claro, casi rubio al estar en el sol. Tenor es primavera. Él sabe enfrentar la vida, él sabe soportar lo que venga y eso es admirable.

— ¿Qué sueles escribir en tu cuaderno? —pregunté con cansancio, creo que él lo notó porque levantó la mirada.

—Es como un diario pero suelo escribir poemas de vez en cuando —respondió cerrando el cuaderno sin apartar la vista.

—Admirable.

Tenor tiró el cuaderno y la pluma confundiéndome y pegué un salto en mi sitio, se acercó de inmediato tomando mi rostro.

—No cierres los ojos —ordenó Tenor. Asentí con pesadez.

Se alejó yendo a la mesa de medicamentos desesperado, lo vi revolviendo unas cosas que no lograba identificar, empezaba a ver borroso y mi cuerpo temblaba. Mis parpados pesaban cada vez más, quería cerrarlos.

¿No pasa nada si es un rato, verdad?

—No cierres los ojos, Keleo —advirtió Tenor, lancé un quejido de inconformidad.

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