Femor se perdió en el horizonte y yo me acerqué a la lápida, el lugar donde ahora descansaba Tenor Pileu, mi joven médico que logró sanarme. Ya no podía engañar a mi mente con que fue un delirio o un sueño, este lugar confirmaba todo.
Me senté y la toqué, estaré loco si digo que lo siento atreves de ella. El lugar en el que está es hermoso, es maravilloso. Mi llanto empeoró más y no podía frenarlas.
—Tenor, Tenor, por Dios Tenor, eres increíble, maravilloso, pero tan estúpido. Tonto Tenor, mi joven médico. ¿Por qué lo hiciste? ¿Qué valor ofrezco para tal acción?
Inhalé sintiendo el aire entrar por mis pulmones, hice mi mayor esfuerzo para calamar el llanto y atreverme por fin a abrir este cuaderno. Repasé con mis dedos la pasta, justo donde Tenor había escrito su nombre. Sonreí al ver los dibujos de una flor color rosa, ramas de árbol y hojas marrones con naranja.
Mi mano tembló al abrir el cuaderno. Alguien dígame como se evitan las lágrimas porque solo leer las primeras letras ya están saliendo.
"En este cuaderno escribiré mis impresiones sobre mis días con un paciente formal. Sé lo dedicaré a la persona que gritó que no serviría como médico. Me pregunto si tendrá razón espero que logré algo, después de todo no es cualquier paciente, es el hijo del noble de estas Tierras."
Día 1:
Ser asignado a tratar a uno de los hijos de la familia noble Orcepez no me hace feliz, pero mis superiores me dijeron que debía cumplir aunque no hubiera futuro en el paciente. Escuchar eso fue algo aterrador, se supone que debemos hacer lo posible por salvar al paciente y lo primero que me dicen es que no tiene futuro y debo estar ahí.
El señor Orcepez es un ser desagradable, prometí que al entrar a esta mansión no juzgaría a esta familia y dejar los rumores fuera, sin embargo, todo lo que dicen de este señor es cierto y empiezo odiar trabajar aquí y a la vez no. Que contradictorio es todo esto. Vilay Kanli, se compadeció de mí y de mi hermano, me dijo que aceptará todo sin rechistar. Me pregunté si era el consejo que le daban a todos los que pasan por aquí.
Keleo Orcepez es un chico de diecisiete años con una enfermedad terminal, según lo que me dijeron los informes, no han determinado de que trata o su nombre. He descubierto el por qué nadie dice el nombre de la enfermedad y comprendo a todos los médicos que ha tenido.
Hat jehec: se suele traducir como Alma Muerta. En este mundo existen cinco enfermedades consideradas terminales, sin embargo, la Hat Jehec si tiene cura. El paciente tiene un alma muerta así que necesita un alma viva. En pocas palabras, que le regalen una vida. Por esa razón la catalogan como terminal. Es muy raro que un médico renuncie a su vida por un paciente, más si es un noble.
Si el señor Orcepez se entera obligaría a dar su vida amenazando al médico e turno. Si hablo, él lo hará. Tengo que pensar esto muy bien, después de todo renunciar a la vida no es tan fácil en ocasiones.
Día 5:
Lo he decidido. Salvaré a este chico, tengo que hacerlo. Keleo es una víctima de esta familia horrible, sigo sin creerme que el propio hermano del chico le haya insinuado matarse. Es doloroso enterarse que no todos los hermanos se apoyan. Encaré al señorito Geleo Orcepez, él se rió de mis acusaciones, tuve que amenazarlo de una forma que no me enorgullece. Resultó ser fácil de engatusar, cosa que no me lo esperaba, pero tener la misma magia ayudó aparte su odio a su hermano es conocido por la mansión. Es increíble cómo puedes recolectar información solo charlando con las sirvientas y personal.
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Sigue Las Flores
Historia CortaKeleo padece de una enfermedad que lo postra en su cama si no recibe habilidad mágica curativa, es perteneciente de una familia noble del reino Harmoc. Su padre ha contratado a un joven médico egresado para que lo cuide y prospere. Keleo duda de qu...