Capitulo 6: Mirada de sangre.

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Al estar con Tenor lo abracé en el proceso, se sentía pesado y débil. Lo apreté sobre mí mordiendo mis labios de impotencia. Ese sujeto de nombre desconocido nos miraba con aires de ganador.

—Me he quedado sin magia, Keleo, tendrás que luchar —Tenor me sonrió cansado.

—Disfrutaré esto —volteé con indignación al sujeto que le divertía la situación.

Su magia de fuego iba a atacarnos pero no lo hizo, no atacó. No lo hizo a tiempo porque una gran estaca de hielo atravesó todo su cuerpo y le siguieron más matándolo sin piedad.

El propietario de magia asesina llegó y nos miró, vi la angustia en sus ojos de sangre.

—Chico tonto —se acercó a Tenor— ¡Tonto!

Tenor le sonrió aliviado y dijo unas palabras que no alcancé a descifrar, el hombre lo tomó en brazos con desespero quitándome. Quise hacer algo, sentía que estaba ocurriendo algo.

— ¡Pileu! —escuché, miré y varios guardias se acercaban.

— ¡El Orcepez está bien, mi hermano menor no! —gritó.

¡Él era el hermano de Tenor!
Las palabras no salieron de mi boca y solo observé a qué era el hermano de mi médico.

Las guardias llegaron hasta mí preguntándome mi estado pero yo solo podía ver como Femor Pileu usaba su magia de hielo para salir del bosque con Tenor en brazos. Dirigí mi mirada al usuario de fuego muerto, la sangre escurría por el hielo incrustado en el hombre. El hermano mayor de Tenor no le tuvo misericordia, lo atacó esperando que sufra.

— ¿No crees que Pileu exageró esta vez con el criminal?

—Mata a sangre fría, sin pestañar, sin remordimiento. No sé qué esperabas de él, Rael.

—Es un tipo horrible e increíble a la vez, supo dónde estaban ambos.

—En eso tienes razón.

Escuchaba a esos soldados ignorando las preguntas de los que buscaban "mi bienestar". Esos soldados eran compañeros de Femor Pileu, soldados de guerra.

—Muy bien, señorito Orcepez lo llevaremos a un lugar seguro —comentó quien parecía el líder del escuadrón.

—Tenor —dije sin pensarlo.

Quiero ir con Tenor.

—Llévenme con Tenor, por favor —sentía las lágrimas recorrer por mis mejillas.

¿Por qué estoy llorando?

—El joven Pileu estará bien.

—Llévenme con él.

—Señorito Orcepez.

—Por favor.

Vi la indecisión del guardia, suspiró con agobio. Los demás lo vieron esperando órdenes.

—Como diga, Señorito Orcepez.

—Gracias.














Ignoré las llamadas de atención de asistentes y algunos médicos que me reconocieron, hasta llegar donde estaban los hermanos Pileu. Femor notó mi presencia haciendo una mueca de desagrado que igual decidí ignorar, me acompañaba el guardia que confundí con líder del anterior escuadrón llamado Lucedu Bores, que saludó con respeto al de mirada rojiza.

El médico encargado salió del cuarto, lo mire ansioso esperando una repuesta, apreté mis antebrazos con mis uñas.

—Agotó toda su magia, la herbolaria tanto la curativa. No se pudo hacer nada, desgastar así la magia es la muerte. Usted debe de saberlo bien, Pileu —el médico trató de poner una mano en el hombro de Femor y lo apartó con fuerza.

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