Q U I E R O 🌾 - L U T E N

12.

Su vista no se despegaba del techo, la suave brisa que entraba por la ventana chocaba contra su rostro, y la poca luz nocturna que entraba por esa misma le hacía recordar que estaba despierto, finalmente despierto. Sus recuerdos se nublaban cada vez más, y ni siquiera sabía si estos en verdad habían sucedido, recién habían pasado ya dos días desde que había despertado, pero, sentía como si ya hubieran pasado años.

Los doctores habían prohibido las visitas, ya que podría ser demasiado abrumador para Ten, aunque él pensaba que eso era una estupidez, la única persona que lo visitaba era Kun, debido a que tampoco era que lo tuvieran que dejar solo y aislado de todos.

De nuevo aquel molesto insomnio, Ten no podía asimilar que muchos de sus recuerdos fueran un producto de su imaginación, todo se había sentido tan real para él, entonces llegó Lucas a su mente, ¿acaso estará pensando en él? ¿Lo extrañará? ¿Qué parte de sus momentos con él fueron realmente ciertos? Esperaba con ansías verlo, abrazarlo, y decirle lo mucho que lo quería.

Se levantó para sentarse en el borde de la cama, estaba solo, miró hacia el piso durante unos segundos antes de ponerse sus sandalias y levantarse, camino hasta la puerta y respiró profundamente antes de abrirla y salir, tan solo dio un paso cuando algo provocó que se detuviera en seco. Ahí estaba él, con la cabeza agachada sentado frente a la puerta de su habitación, Ten sintió aquella sensación en el estómago, su corazón dio un brinco cuando levantó la cabeza y lo miró, se veía tan perfecto, justo como en sus sueños.

Los ojos de Lucas de ensancharon en cuanto lo miró, sus miradas se conectaron y no hacían falta las palabras para saber que ambos estaban sintiendo lo mismo, sin embargo ninguno se atrevía a hablar, Ten dio un pequeño paso pero se detuvo de nuevo en cuanto recordó que había estado viviendo una fantasía.

— ¿Estas despierto? ¿Quieres algo para cuando salgamos de nuevo?

Le preguntó Lucas mientras se ponía de pie y caminaba hasta él, colocó sus manos sobre las mejillas del Tailandes acariciandolas suavemente con sus pulgares.

—Te he echado mucho de menos, cariño.

Continuó hablando, a lo que Ten no pudo evitar reaccionar con un llanto, su mente se nublaba, y el miedo se apoderó de él pensando en que podría seguir en una realidad inventada por su cabeza, ¿acaso en verdad seguía vivo? No lo sabía, no le importaba mientras pudiera ver a Lucas, porque era todo lo que él había estado soñando, literalmente, y si tenía la oportunidad de ser feliz junto a él, entonces no la iba a dejar pasar.

Se aferro al cuerpo del más alto, mientras que este no dejaba de decirle lo mucho que lo quería y que tanto lo había extrañado, Ten sólo quería que ese momento durará un poco más, quería estar en sus brazos por siempre, despertar con él a su lado y ver su rostro al hablar, porque era su destino y lo único que había deseado durante mucho tiempo, porque desde el primer instante en que lo vio sintió aquel cosquilleo en su estómago.

—No llores, yo siempre voy a estar a tu lado.

Levantó la mirada conectandola nueva con la de él, Lucas se inclinó para dejar un corto beso sobre sus labios, estaba vivo, realmente vivo, al cerrar los ojos Ten tuvo miedo de abrirlos y no verlo frente a él, pero con sus manos unidas podía asegurarse de que él seguía ahí. Lucas rió un poco.

—Acabó de decírtelo, voy a seguir aquí.

Y él iba a confiar en sus palabras una y otra vez...Pero cuando abrió los ojos, no estaba más ahí, ojalá todo fuera mentira, una vez más, tan solo un instante deseaba acurrucarse en sus brazos, tener muchos de los buenos recuerdos que desearon tener, cumplir juntos sus sueños, aunque los de él se hicieron realidad el día en que lo conoció, el día en que lo tocó por primera vez, aquella primera vez que sus labios se juntaron, aquella vez que la palabra "te amo" cobró verdadero sentido para él. Solo necesitaba 1 minuto, un minuto con él, quería saber si lo extrañaba, porque un día lo abrazo sin saber que sería la última vez, pero tenía que dejarlo ir, tenía que dejarlo sin poder tenerlo si quiera. Estaba harto, harto de esto, ¿por qué le sucedían estas cosas? ¿Por qué su vida se acababa cuando recién la estaba disfrutando?  Ahí estaba él, sentado en medio de un pasillo, pensando en todo el tiempo que desperdicio, daría cualquier cosa por volver a verlo sonreír. Sus ojos estaban inchados y sus mejillas cubiertas de lágrimas.

—¿Dónde estas? Dijiste que no te irías, no me dejes, no quiero estar solo!

Gritó entre su llanto, pero la fuerza de su voz bajo en sus última palabras.

—Hoy es nuestro aniversario, ¿puedes creerlo? Dos años pasaron muy rápido, pero estoy feliz de estar con la persona correcta.

Habló Lucas sacando su celular.

—Escribí una canción para ti, hubiera preferido que la escucharas en nuestro primer aniversario.

Comentó para luego poner la melodia en su celular, comenzó a cantar, pero se detuvo por un instante al verlo apretar un poco los ojos.

—¿te gusta? Espero que algún día podamos cantarla juntos...¿recuerdas aquella vez que te encontré en el pasillo durante madrugada? Me pediste que me quedara a dormir contigo, los médicos dijeron que era posible que olvidarás algunas cosas tras el accidente, pero espero que si lo recuerdes, al otro día fuimos a la playa, me dijiste que fue de los mejores días de tu vida, en realidad espero que lo recuerdes, porque recuerdo todos los detalles, no parábamos de reír con lo que había pasado en esa madrugada.

Mencionó con una sonrisa en el rostro.

—¿Recuerdas nuestro 5to mes? Fue nuestro primer viaje, te tomé muchas fotos, no nos preocupemos por los que siguieron después, seguro cuando despiertes dirás que perdimos mucho tiempo juntos, pero aún vamos a crear muchos más recuerdos juntos.

Comentó entusiasmado.

—No te preocupes por mi, yo siempre voy a estar esperándote.

Se quedó callada durante unos minutos antes de continuar hablando,  tomó su mano, y  las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas, las limpió con las mangas de su sudadera, aferró sus manos a las sábanas de la cama en la que se encontraba acostado su novio.

—Te amo, por favor no me dejes, quedate conmigo, ¿si? Prometo que te voy a hacer feliz, ¿recuerdas? Siempre juntos, solo tú y yo, hicimos un promesa.

Susurró mientras tomaba un poco de aire entre cada palabra. Aquél día fue como todos, lo único que lo hacía sentir mejor era contarle a Ten como había sido su día, y decirle lo mucho que lo amaba.

Esperaba con ansias poder llegar, había salido por unas semanas, desafortunadamente no podía haberse negado. Al regresar todos estaban en la sala, no le tomó importancia ya que sólo quería cambiarse para ir lo más rápido posible a ver a su novio, Sicheng lo detuvo, tan solo hizo un seña para que fuera hasta el jardín, lo miró bastante confundido, pero así lo hizo. Salió al jardín y miró a su al rededor, si corazón se detuvo cuando lo vio sentado en aquella banca donde todo había iniciado, las lágrimas rodaron nuevamente por sus mejillas, Ten lo miró con una amplia sonrisa en el rostro, el tiempo se detuvo en ese instante, corrió hacia él y lo rodeó con sus brazos

—Estas aquí, de verdad estas aquí.

Dijo tomándolo del rostro suavemente,

—Hicimos una promesa.

Contestó Ten pasando su pulgar por las mejillas del más alto para limpiar sus lágrimas.

Lucas había pasado poco más de un año esperando a Ten, tomando los únicos días libres que tenía para ir a ver a su novio, y no se arrepentía de nada, porque ahora estaban juntos. Ten podía recordar algunas cosas, sus recuerdos eran muy cortos, algunos sólo eran producto de su imaginación, pero tanto Lucas como sus amigos, lo ayudaban poco a poco a recordar, también lo ayudaban a decirle que cosas no habían sucedido realmente, nunca olvidaría como todos estallaron de risa cuando Ten dijo que recordaba a YangYang haciendo un amarre, o aquella vez que todos se escondieron en el baño, incluso algunas cosas vergonzosas de las cuales Lucas le decía que sería bueno que eso hubiera sucedido.

Ten vivió una pesadilla, pero, ahora con Lucas a su lado, está vez de verdad,  sentía que podría superar cualquier cosa, porque ambos se amaban, y si habían superado incluso lo más difícil, ahora no había nada ni nadie que pudiera impedirles amarse.

Fin.