-↝⊰CAPITULO 3⊱↜-

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Zayn sostuvo cerca a ______ y trató de enfocar su vista en la tela de araña que colgaba en un rincón.
Era casi imposible. Su cerebro y su cuerpo se sentían como ruido de fondo, que realmente era decir algo teniendo en cuenta lo lleno de energía que había estado mientras esperaba a que ella llegara. Había estado preocupado de que pudiera no mostrarse y si eso ocurriera, no habría forma de que pudiera seguir su rastro hasta que la oficina estuviera abierta de nuevo. No tenía idea de cómo llegar a ella fuera del trabajo.
Entonces ella llamó al timbre y él había corrido hacia la puerta, sintiéndose como un niño en su primera cita.
Y cuando ella lo había abordado, se sintió como un rey.
Él siempre había sabido que sería así; cálida, abierta y sexy como el infierno. Sin timidez a la hora de acostarse y subir de tono. Al igual que cuando argumentaba un caso, daba el cien por cien en todo lo que hacía. Por suerte para él, llegó a estar en el extremo receptor de esa atención a los detalles.
Y él quería que se mantuviera de esa manera.
______ se movió un poquito y fue suficiente para recordarles a ambos que su pene todavía estaba enterrado dentro de ella. Sus bolas dieron un último tirón cansado y sus ojos se cerraron en alegría. Había pasado mucho tiempo desde que se había corrido así de duro y aún más desde que se había preocupado así de profundamente por la mujer con la que lo hacía.
—¿Zayn?
—¿Mmm? —Le acarició el cuello con la nariz.
—No tenías nada en la cocina, ¿verdad?
Gimiendo, él dijo:
—No, pero el horno está encendido para los palitos de pan.
Ella suspiró.
—Probablemente deberíamos ir a comprobar eso.
Fue el "nosotros" lo que le llegó. Había querido ser un "nosotros" con _______ Martin desde hace varios meses. Mirando hacia atrás ahora, pensó que sabía cuando esto le había golpeado.
Ella había estado de pie en la sala de descanso hablando con Charles de Entretenimiento y mientras se reía de algo que le dijo, ella se había encontrado con la mirada de Zayn y le guiñó un ojo.
En ese pequeño parpadeo de un ojo, él había caído con fuerza.
Ese pequeño guiño había dicho tanto. Era juguetón y cariñoso, y lo había calentado en el interior lo suficiente para saber que de todas las mujeres de su mundo, ella era con la que quería pasar su tiempo libre.
Deslizándose fuera de él con cuidado, ______ se puso en pie y se tambaleó un poco. Cuando él se levantó, le pasó lo mismo. Sentía las piernas como gelatina.
—Por Dios, _______ —dijo, riendo y apretándola cerca—. Me escurriste.
Su rubor era precioso y odiaba dejarla ir, pero tenía una cena por cocinar. Necesitaba hechizarla con más que sus habilidades en el dormitorio. Así que después de un rápido beso en la nariz, se dirigió hacia la cocina.
Alcanzando su gabardina en el camino, la puso en una silla del comedor y tomó nota de la etiqueta del equipaje.
—¿_______ Donovan? —preguntó mientras se quitaba el condón y lo tiraba.
Ella estaba enderezándose la falda y no levantó la vista.
—Mi nombre de soltera.
—No sabía que eras divorciada. —Él abrió el grifo y la observó mientras se lavaba las manos.
—No es algo que surge y no me gusta hablar de ello.
—Tan malo, ¿eh? _______ se secó las manos y luego se giró a encender el quemador debajo de la olla de agua ya lista.
—¿Quieres un poco de vino? ¿Una cerveza?
—Una cerveza estaría bien, gracias. —______ se sentó en un taburete en el desayunador.
—No fue mal. Simplemente no fue bueno.
Él sacó un par de cervezas de cuello largo de la nevera, les desenroscó las tapas y puso una en frente de ella.
—¿Cuánto tiempo hace que terminaron?
—Un par de años. Debería haber sido antes, pero los dos éramos demasiado tercos para admitir que no estaba funcionando.
Alcanzando su mano, le dio un apretón.
—Odias renunciar. Es lo que te hace un maldito buen abogado.
—Gracias. —Sus ojos oscuros brillaron con calidez a su cumplido—. Tom y yo nunca debimos habernos casado. Fuimos amigos en la universidad de derecho, nada más. Él era un jugador, nunca lo tomé en serio. Entonces de alguna manera terminamos juntos, y yo todavía no puedo averiguar cómo ni por qué.
—¿Amor?
—Así lo creí, pero realmente creo que lo hicimos sólo porque era "el momento", ¿sabes? Tom sentía que estaba en la edad en la que debería casarse. Todos sus colegas estaban casados y creo que él comenzó a sentirse un poco fuera de lugar.
—Puedo ver eso —admitió, apoyando los codos en la encimera de granito.
Arrugó la nariz y, de repente, le golpeó que acababa de estar dentro de ella, abrazándola, tocándola de la manera que él quería. Era la primera vez que podía recordar que no olvidó el sexo tan pronto como terminó. Follar a ______ era una adición a una relación ya establecida y no toda la razón para esta.
Ahora bien, si sólo pudiera cambiar su relación profesional a una personal. Tenía que admitirlo, por lo general trabajaba activamente para hacer justo lo contrario por lo que estaba fuera de su terreno.
—¿Los chicos tienen un reloj de matrimonio?
Él se echó a reír.
—¿Al igual que un reloj biológico?
—Sí.
—Creo que hay algo de presión de grupo después de un rato. Si tienes treinta y tantos y soltero, incluso las mujeres comienzan a pensar que debe haber algo mal en ti o bien una chica te hubiera atrapado. —Dándole la espalda, abrió la nevera y sacó los productos que había elegido para hacer una ensalada. Era un tipo simple. Espagueti, ensalada y palitos de pan eran casi lo más que podía hacer con confianza de que resultara sabroso—. Personalmente, no me importa lo que la gente piensa.
—Yo diría que eso es bastante obvio.
El humor en su tono le hizo mirar por encima del hombro. _______ estaba sonriendo.
—Todo este asunto de la lista de deseos es realmente una mala idea, pero tengo que admitir que vale la pena con tal de verte vestido así.
—No te estás riendo de mí, ¿verdad? —Había estado un poco nervioso. Al igual que cualquier persona, no quería parecer estúpido frente a alguien con quién quería acostarse. Inclinado como estaba, sabía que ella tenía una vista completa de cada maldita cosa que tenía para ofrecer.
—No. —Su mirada era traviesa y caliente—. En realidad estoy muy impresionada contigo. Tienes suficiente confianza para usar eso. Yo sé que no sería capaz de hacerlo.
—En lo personal... —Se dio la vuelta con un montón de verduras, las cuales dejó en el mostrador—. Me gustarías con sólo el sombrero. Ese es mi deseo de Navidad.
—Ya sabes... —Sus dedos jugaban con su cerveza.
—¿Sé qué?
Ella suspiró.
—Realmente pensé que conseguir sacar el sexo del camino me haría sentir más cómoda.
—El sexo no está "fuera del camino" —replicó, sacando un cuchillo del bloque de madera al lado de él—. Sólo di lo que estás pensando. Yo soy el que está vestido sólo con un sombrero de Santa, un delantal y una sonrisa, así que no tienes razón alguna para ser tímida sobre nada.
—Gracias —dijo bruscamente, su mirada se centró en la etiqueta de la cerveza que estaba retirando de la botella—. No me importa por qué lo hiciste. No me importa si sólo deseas tener sexo. Me halaga que siguieras adelante con todo este problema.
Zayn se detuvo con su cuchillo a medio camino a través de un pepino y la miró fijamente.
—No fue ningún problema, _____. Me gusta darte lo que quieres, me gusta verte sonreír.
Dejó escapar el aliento y jugueteó con su collar.
—¿Necesitas mi ayuda con alguna cosa?
No era propio de ella ser tan nerviosa o cambiar de tema porque se sintiera incómoda, lo que le indicó que ella no estaba manejando demasiado bien los acontecimientos de esa noche. Sabía que era mucho para tirarle: la fotografía, la lista de deseos, el sexo. Antes del intercambio del Santa Secreto no habían sido más que compañeros de trabajo distantes.
Ahora eran amantes.
Había tenido un par de meses para adaptarse a sus cambiantes sentimientos por ella. Ella ha tenido un par de horas.
Ella estaba pidiendo un poco de espacio y él no tenía ningún problema en dárselo.
—No, lo tengo cubierto. Ve a ver la televisión o algo así. No será mucho tiempo más.
—Está bien. Me voy a lavar las manos entonces.
Él hizo un gesto hacia el pasillo con un movimiento de la barbilla.
—La primera puerta a la derecha.
La mirada de ______ se encontró con la de Zayn durante un largo rato y supo que estaba en problemas. No tenía ese aire sobre él que decía: ¡Gracias por el polvo, te puedes ir ahora! No, su ambiente era muy acogedor y relajado. Y ella estaba cayendo como una tonelada de ladrillos.
De alguna manera atravesó el corto pasillo hasta el cuarto de baño, donde se apoyó contra el tocador y miró fijamente el espejo. La mirada vidriosa en sus ojos y el rubor en sus mejillas la hizo avergonzarse.
¡Maldita sea, ella no necesitaba esto ahora mismo! Una relación estaba completamente fuera de lugar en un buen día, pero enamorarse de un tipo que tenía escrito "temporal" por todas partes era simplemente estúpido. ¿No había aprendido nada en absoluto de sus años con Tom?
Al parecer, no.
Cuando terminara la cena, se iría a casa. Ambos habían conseguido lo que querían.
Había llegado el momento de reducir al mínimo los daños.

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