Capítulo 2. Flourish y Blotts

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La vida en La Madriguera no se parecía en nada a la vida muggle en mi casa. La casa de los Weasley tenía cosas sorprendentes y asombrosas. Me reía al ver a Harry mirándose en un espejo, que había encima de la chimenea, mientras el objeto le gritaba «¡Vaya pinta! ¡Métete bien la camisa!» El espíritu del ático aullaba y golpeaba las tuberías cada vez que le parecía que había demasiada tranquilidad en la casa. Las explosiones en el cuarto de Fred y George ya se consideraban normales. La señora Weasley se preocupaba mucho por nosotros, y nos ponía un plato con cuatro raciones de comida, yo apenas me podía comer la mitad, pero Ron se encargaba de ello.

El señor Weasley se sentaba junto a Harry y a mí para hacernos un interrogatorio sobre la vida de los muggles, y nos preguntaba cómo funcionaban, por ejemplo, los enchufes o el servicio de correo.

-¡Fascinante! Son ingeniosos de verdad, las cosas que inventan los muggles para apañárselas sin magia-dijo cuando terminé de explicarle cómo se utilizaba el teléfono.

Llevábamos una semana allí, hacía una mañana soleada. Escuché a los señores Weasley hablar sobre Hogwarts. Cuando Harry, Ron y yo bajamos a desayunar nos encontramos a Molly, Arthur y Ginny sentados en la mesa. Al ver a Harry, Ginny dio sin querer un golpe al cuenco de gachas y éste se cayó al suelo con un gran estrépito. Eso ya era normal, cada vez que Harry entraba en una habitación donde estaba ella, tiraba cosas accidentalmente.

Se metió debajo de la mesa para recogerlo y fui a ayudarla. Cuando se levantó tenía la cara tan colorada y brillante como un tomate.

-Han llegado las cartas de Hogwarts-dijo el señor Weasley, entregándonos a nosotros tres los sobres amarillentos escrito con tinta verde-. Dumbledore debe saber que estáis aquí, Hayley y Harry, no se le escapa una. También han llegado dos cartas para vosotros-añadió, al ver entrar tranquilamente a Fred y George, todavía en pijama.

Hubo unos minutos de silencio mientras leíamos nuestras cartas.

Los alumnos de segundo año necesitarán:

· El libro reglamentario de hechizos (clase 2), Miranda Goshawk.

· Recreo con la «banshee», Gilderoy Lockhart.

· Vacaciones con las brujas, Gilderoy Lockhart.

· Recorridos con los trols, Gilderoy Lockhart.

· Viaje con los vampiros, Gilderoy Lockhart.

· Paseos con los hombres lobo, Gilderoy Lockhart.

· Un año con el Yeti, Gilderoy Lockhart.

Fred miró mi lista después.

-¡También os han mandado todos los libros de Lockhart!-exclamó-. Seguro que el nuevo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras es fan suyo, apuesto a que es una bruja.

La madre e Fred lo miró severamente, y trató de disimular untando mermelada en el pan.

-Todos estos libros no resultarán baratos, de hecho los de Lockhart son muy caros...-observó George, mirando de reojo a sus padres.

-Bueno nos la apañaremos, espero que a Ginny le sirvan muchas de vuestras cosas-repuso la señora Weasley, parecía preocupada.

-¿Empiezas este año Hogwarts?-preguntó Harry.

Ella asintió con la cabeza, enrojeciendo hasta la raíz del pelo, que era de color rojo encendido. Metió el codo en el plato de mantequilla, afortunadamente, sólo me di cuenta yo, porque Percy entraba en aquel preciso instante. Ya estaba vestido y lucía en su jersey de punto la insignia de prefecto de Hogwarts.

La Chica Muggle //2// (Draco Malfoy y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora