Prólogo

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14 de julio de 2008.

Alexia.

Era un día soleado de verano, me desperté gracias a los gritos de mi hermana.

-¡Despierta! ¡Despierta! Es nuestro cumpleaños.

Al despertar descubrí a mi hermana mirándome con sus ojos azul grisáceo iguales a los míos y su cabello castaño claro, con mechas rosas y ondulado, cayendo a su alrededor. A diferencia del de ella mi cabello es rubio con mechas rosas, aunque no sabemos el por qué de estas. Aparecieron cuando éramos muy pequeñas y no tenemos memoria sobre ellas. Todos siempre se sorprenden al ver nuestras características especiales, ya que nunca habían visto a nadie parecido.

-¡Levántate Alexia! - mis pensamientos fueron interrumpidos por Aurore, mi hermana melliza.

-Ya voy - le contesté medio dormida y con los ojos cerrados. 

Al abrirlos contemplé por un segundo mi habitación. Es de un color rosa brillante. Mi color favorito es el violeta pero el de mi hermana es el rosa y como no quería hacerla sentir mal le dijimos a nuestros padres que la queríamos rosa. En el techo cuelgan unas hermosas estrellas doradas que me gusta ver cuando no puedo dormir. Detrás de nuestras camas, en las pared, hay una foto de cada una de nostras. En la foto detrás de la cama de Aurore está ella cuando fuimos a Miami el año pasado y en mi foto estoy yo con la torre eiffel de fondo, de un viaje que hicimos cuando tenía tres años, apenas lo recuerdo pero mamá dice que fue hermoso. Al lado de mi cama hay una gran ventana con vista al Empire State, Aurore y yo solemos quedarnos en mi cama en las noches en que a ambas nos cuesta dormir y contemplamos el paisaje. De las ventanas cuelgan unas hermosas cortinas blancas que en la parte inferior tienen un hermoso degradé de flores de color lila. 

Mi hermana me sacó de mi cama y me arrastró al cuarto de nuestros padres para despertarlos y así desayunar todos juntos. 

-¡Mamá! ¡Papá! Despierten - gritó tirándose sobre ellos. Yo empecé a reírme y luego la seguí.

-Hola pequeñas - dijo nuestra madre con una sonrisa en su rostro -. Feliz cumpleaños.

-¿Quién cumple seis años hoy? - preguntó nuestro padre.

-¡Nosotras! - gritamos Aurore y yo al mismo tiempo.

-¿Quieren ver sus regalos? - volvió a preguntar nuestro padre.

-¡Sí! - gritamos ambas otra vez al unísono.

-Esperen aquí - dijo mamá - ya volvemos.

-Tapen sus ojos y no espíen - agregó papá apuntando sus ojos con dos dedos y después a nosotras.

Nosotras nos sentamos muy pegadas e hicimos lo pedido y poco tiempo después sentimos algo sobre las piernas que estaban juntas. Al abrir los ojos nos encontramos un hermoso libro forrado en cuero marrón que, en letras doradas decía: "Códice del Cazador de Sombras". Nunca habíamos escuchado hablar sobre los cazadores de sombras, así que decidí preguntar:

-¿Qué son los cazadores de sombras?

-Es hora de que sepan la verdad - contestó nuestro padre con sus ojos azules mirándonos como nunca antes nos habían visto, completamente preocupados, pero no parecía preocupado por nosotras sino por lo que podíamos pensar o hacer respecto a lo que nos iban a contar. Al girar a ver a nuestra madre, me encontré con sus ojos grises llenos de preocupación.

-Niñas, ustedes son distintas al resto de las personas, pero también son distintas entre ustedes - dijo completamente seria.

-¿A qué te refieres ? - preguntó Aurore.

Hermanas de dos mundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora