Celo (+18)

499 65 4
                                    

Sin que Chanyeol se diera cuenta del paso del tiempo, un mes, es decir, cuatro semanas, se habían ido volando en un abrir y cerrar de ojos. Y es que con la compañía de Baekhyun, el tiempo, y el trabajo en sí, se había hecho menos pesado, y más llevadero para el alfa.

A diferencia de los otros omegas que Chanyeol había conocido, Baekhyun era una caja de sorpresas que lo atraía más y más. Mientras los otros eran frágiles y, hasta cierto punto, dependientes de los alfas, Baekhyun era descarado, sencillo y con un extraño sentido del humor que a Chanyeol le parecía adorable. 

Aunque cuando de trabajo se trataba, el pequeño omega siempre ponía lo mejor de sí para demostrar que su género no definía su capacidad intelectual, ni su competencia en la empresa. Con tan solo un mes de trabajo, Baekhyun ya había entregado dos propuestas de mejoramiento para el área de gestión, lo cual tenía a los jefes de departamento en la nubes, ya que ninguno de los otros trabajadores, con más tiempo en la empresa, se había esforzado tanto en su trabajo como el omega.

Supongo que él es como yo, la gente lo juzga por lo que ve.

Ese pensamiento rondaba en su mente cada vez que veía a su compañero de trabajo quedarse hasta tarde terminando los informes , o conversando con el resto de sus compañeros sobre alguna idea que rondaba su cabeza.

Y para Chanyeol, era la primera vez que su atención se concentraba tanto en una persona, más si hablamos de un omega, lo cual lo tenía confundido e intrigado. Se había pillado pensando el lo suave que se veía la piel del cuello de Baekhyun, y lo tierna que debería sentirse al momento de morderla. O cuan ruborizado se vería el cuerpo del omega a la hora de tener sexo. 

¿Qué rostro pondría al correrse? 

-Me voy a casa, Chanyeol. Nos vemos mañana.

La melodiosa voz de Baekhyun logró sacar al alfa de sus pensamientos. Mirando a su alrededor, Chanyeol se dio cuenta que ellos dos eran los últimos que quedaban aún en sus escritorios, el resto de sus compañeros debía haber vuelto a sus casas hace bastante tiempo.

-Hasta mañana, Baekhyun.

Baekhyun le sonrió de manera cansada, con sus pequeños ojos hechos medias lunas, y se despidió del alfa con su mano. Chanyeol siguió con la mirada el cuerpo del omega hasta que este desapareció por completo de su vista.

Mirando su computadora, el alfa cerró los archivos en los que había estado trabajando y apagó su portátil, estirando su cuerpo para desperezarse y aliviar el dolor de espalda que le aquejaba siempre al finalizar su jornada de trabajo. Estar en una misma posición por horas acalambraba su cuerpo y necesitaba unas buenas horas de sueño para poder rendir en el trabajo al otro día.

Siguiendo su rutina diaria, guardó sus cosas y caminó hasta en ascensor, pero algo en su visión periférica captó su atención. Mirando la entrada de los baños del personal, notó un maletín en el suelo. Acercándose con cautela hasta los baños, notó como un olor extraño provenía del lugar.  Un olor dulce, similar a la vainilla, que hizo estragos en el sistema nervioso del alfa.

-¡Baekhyun!

La exclamación llegó de manera inconsciente, como si su cuerpo supiera a quien pertenecía el delicioso aroma. Y, sin detenerse a pensar en sus acciones, Chanyeol se encontró siguiendo el rastro del omega, girando la perilla de la puerta del baño y entrando en él.

-Ya deberías haberte ido, Chanyeol...

Baekhyun se encontraba acurrucado en el piso del baño. Su rostro enrojecido y con gotas de sudor, los ojos brillantes y los labios hinchados de tanto habérselos mordidos. El alfa jamás había visto algo tan perfecto, menos en un omega.

Un alfa peculiar [Chanbaek]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora