Psicópata [Yoonmin Omegaverse]

Capitulo 4

Canela y Manzana.

Empecé a buscar quien era el dueño de tan delicioso aroma que hacía que mi lobo, el cual no había hablado conmigo por mucho tiempo, se volviera loco.
Mis ojos empezaron a analizar junto con mi nariz cada persona que se encontraba en la sala hasta que logré divisar al dueño de tal delicioso aroma.

Era un hermoso Alfa, con cabello color menta que simplemente se le veía increíble y una preciosa sonrisa que lograba hacer que se noten sus ensillas mientras arrugaba ligeramente la nariz.
Mi lobo empezó a saltar y a saltar diciendo

Mi alfa, mi alfa, yo se que es mi alfa, alfa alfa...

Me ruborice al instante, que me estaba pasando, nunca me había pasado algo así y eso que estaba rodeado de alfas en muchas ocaciones

Mi alfa mi alfa, es mio, mi alfa alfa, lo quiero

Empecé a asustarme y preocuparme hasta que sentí que me estaba mirando. Aquel hermoso joven se había fijado en mi... pero.... seguro que era solamente porque estaba mirando el alrededor, porque si quiera se hubiera fijado en mi, un simple omega.

Empecé a ponerme ansioso pero al mismo tiempo me entraron ganas de, ¿llorar?, no podía seguir ahí, todos con sus familiares, jungkook tenia a su hermanita, el señor Konoe tenía sus nietos y su familia y yo no tenía nada.

Inconscientemente una lagrima resbaló por mi mejilla y no fue hasta que la sentí casi llegar a mi labio que decidí irme a mi habitación. No podía seguir en ese lugar.

[Narrador omnisciente]

Jimin llego a su habitación y se abrazo de la manta que tenía mientras que acariciaba la delgada pequeña cadena de oro que colgaba de su cuello, empezó a sollozar solo, nadie pasaba por aquel frío y oscuro pasillo que daba entrada a las habitaciones, Jimin era uno de los que más habían permanecido en ese hospital.
En una esquina, envuelto como un bollito de canela se encontraba el joven, sin nadie quien lo consuele. Hasta que cayó dormido por el cansancio.

[Narra Jimin]

Desperté unas cuantas horas después, mi habitación seguía tal y como la había dejado.

Vaya día de mierda.

Era algo tarde ya y me había pasado la hora de la cena asi que solo decidí mirar a través de mi ventana la luna, tan grande y parecía tan cerca pero estaba tan lejos a la vez, cerré mis ojos hasta que sentí que algo estaba entre mis piernas ronroneando. Era platanito, un gato calico callejero que tenía la costumbre de subirse al gran roble el cual sus ramas llegaban a mi habitación. Lo empecé a acariciar mientras miraba a la hermosa luna.

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Platanitos, aquí el cuarto capítulo de Psicópata, está incluso más corto que el anterior y me disculpo, pero prometo que el siguiente será más largo 💛

Ginger 🍪