["Los hijos son una herencia del Señor, los frutos del vientre son una recompensa"]
[Salmo 127:3]
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¿Lo entiendes verdad? No puedes echarlo a perder
No de nuevo...
(...)
La tierra se calmó, las nubes se aclararon, el cielo volvió a su color, el ruido se acabó, y el silencio reino finalmente. Pero la tranquilidad y la paz desaparecieron y no volvieron. El miedo y la debilidad se apodero de su cuerpo y mente, no se atrevía a moverse de aquel árbol que estaba en el suelo, no quería abandonar su lugar seguro, trataba de respirar para calmarse pero solo jadeaba y un mareo la invadió.
Hace pocos segundos había ocurrido una catástrofe que se llevó a casi toda la población humana, afortunadamente ella era, hasta el momento, la única sobreviviente de aquel evento de destrucción. Aun el momento estaba agravado en su mente, la tierra se movía a lo loco, las nubes se volvieron un torbellino. Tonos rojos se apoderaron del color azul del cielo y comenzaron a aparecer granizos que perforaban el suelo, y los gritos de las personas daban el detalle para la perdición. El dolor y la desesperación por sobrevivir era como si de un apocalipsis se trátese.
Ella no sabía si fue por suerte o Dios la acompaño en todo momento para que sobreviva, ya que refugiarse en ese gran y viejo árbol no la salvaría de la muerte, aunque su cuerpo y alma estuvieran juntos y sin muchas lesiones que fueran graves, ella sentía que estaba muerta. Con cuidado y mucho miedo se bajó de aquel árbol que la salvo la vida, pero no se separó de este, su cuerpo no paraba de temblar y su cabeza empezó a dar vueltas, ¿Era vértigo? Puede ser, a pesar de que su mente le obligaba a buscar a más sobrevivientes su cuerpo se negaba a reaccionar. El miedo de que todo volviera a comenzar era enorme, pero en el fondo sabía que no podría depender para siempre de ese tronco viejo y ahora destruido.
Se negó a moverse, en su lugar esperaría a que alguien fuera en su ayuda, se sentía una cobarde por aquella decisión pero el miedo dominaba su ser, poco a poco su cuerpo se deslizaba hacia el piso y quedo sentada. El aire no le relajaba, a pesar de que la brisa era suave y refrescante, el sentimiento de incomodidad y horror seguía en el ambiente. Unos pasos se acercaron a ella, pero poco le importo, la mano del desconocido acaricio su cabeza con gentileza, ante la acción ella alzo la cabeza y como reflejo intento golpearlo en el estómago pero la persona fue más rápida y esquiva el golpe.
El hombre solo la miro con disgusto, la mujer gimoteaba mientras lo inspeccionaba de arriba abajo, se acercó más a ella. El miedo de la joven fue cambio por alegría, inconscientemente dio una sonrisa ladina, sus ojos no paraban de lagrimear por la emoción de no ser la única sobreviviente. Estaba tan contenta que tomo el atrevimiento de ir hacia el hombre y darle un abrazo.
Algo extrañado, correspondió vagamente la muestra de afecto, sintiendo como el cabello castaño golpeaba su cara por la culpa del viento.
—Me alegra no ser la única en este lugar — Por poco sus lágrimas salían, un alivio inmenso se apodero de ella. Apretando más fuerte al hombre contra su cuerpo. Sin notar la escalofriante sonrisa que guardaba el desconocido.
(...)
Llego cansado a su hogar, pero con una satisfacción y retorcida alegría en su ser. Su sonrisa de oreja a oreja haría temblar a cualquiera. La felicidad que le daba haber acabado en menos de 3 horas con el mundo de un dios bastante poderoso y negligente, era emocionante, y más cuando traía en sus hombros un trofeo con el que podría restregar su logro más divertido. Le fue emocionante ver los ojos llorosos y su voz casi quebrantada ante su parecencia, sin duda quería ver cómo podría destruirla en cuerpo y alma.
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Padre Primerizo [Fumus y Notte]
Humor•Fumus es padre de Mallow, y veremos como desenvuelve su papel de paternidad con su engendro •Los derechos de estos personajes son de Okegom/Funamusea/Mogeko, ningún personaje, aparte de algunos OC, son míos y vayan a apoyar al creador original.