{Capitulo 2}

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Advertencia: Esto contiene sangre, amenazas y mención de maltrato infantil.... Si eres sensible a este tipo de contenido de sugiero discreción o esperar a que actualice algo que si puedas ver....

No todo es de color de rosas y ella lo sabía muy bien.

Sin importar cuánto intenté olvidarlo siempre, siempre, el hombre le recordaba su destino.

Al final todo era igual. Una mierda para ella.

Al final siempre, siempre volvía y ese miedo, llanto y dolor volvían para ella.

Pero hoy no.... Hoy iba por lo menos a resistirse para no ser encontrada y sufrir.

La puerta de su cuarto había sido abierta, se oía los pasos del hombre, tembló al ver qué traía esas cosas raras otra vez. Sin pensarlo mucho se escondió en alguna parte de su cuarto.

—Notte ¿Estás ahí? — Dijo el dios pero fue ignorado.

En este punto estaba temblando en su "escondite", tenía miedo de lo que iba a pasar. Tenía miedo de que el Fumus la encuentre, le asustaba el hecho que lo volviera a hacerle eso, no quería sufrir lo que el siempre le hacía todas las mañanas.

Se sobresaltó al escuchar la voz del dios cada vez más cerca de su escondite, un escondite muy malo si me lo permiten decir, solo se oculto en un montón de cajas que están ahí derrumbadas en un esquina de su cuarto. Pudo oír como los zapatos del mayor hacían un "tap" cada vez más cerca y tembló por el hecho de que la encontró.

No hizo nada más aparte de hacerse bolita y temblar para lo que le esperaba, su destino estaba marcado y ahora mismo ya no podía hacer nada más que esperar. Tembló como una gelatina al pensar en la tortura que le volvería hacer la deidad, cerro los ojos con fuerza solo para no ver su destino.
Porque le hacía esto, porque, era una niña buena. No lo le desobedecía, no le molestaba, se mantenía callada, etc, etc. Entonces ¿Por qué?. Escucho que las cajas, que eran su fuerte, se estaban desmoronando, la había encontrado, ya era tarde. Solo cerro los ojos con más fuerza dejando escapar algunas lágrimas, su cuerpo no dejaba de temblar, apretó con más fuerza sus manos en sus piernas, incrustado sus uñas por accidente.

—Te encontré... — hablo Fumus con una voz ronca y sería. Agarro a la niña sin mucho problema, aunque la pequeña se movía frenética para salir del agarré; dándole golpes, patadas y mordidas.

La pequeña niña gritaba a todo pulmón para que alguien la auxiliara, pero solo consiguió que al mayor le irritara los oídos por los feos y agudos chillidos. Entre tanto movimiento por parte de la menor, Fumus aprovecho en quitarle los zapatos y las medias, esto era normal para él y sabía que al final la niña lo disfrutaba mucho.

Sin cuidado le quitó la falda y el resto de prendas que tenía Notte, la peli negra estaba al natural ahora solo faltaba él. Se quitó su chaleco marrón y lo tiró a otro lado de la habitación. Tomo a la niña, la cual forcejeaba con todas las fuerzas que tenía en ese momento, pero no había resultado, y sin previo aviso la puso en una cubeta redonda y un poco más grande para que ella pudiera caber en el.

Agarro fuerte la cabeza de la menor para que no escapara de su lugar y sin más tomo una pava y vertió el agua caliente sobre la infante. Notte se sorprendió un poco normalmente, siempre le tocaba el agua fría que le llegaba hasta el cuello.

Pero aún así no estaba feliz, puso una pequeña mueca de mal gusto hacía el hombre, él captó lo que ella quería. Saco un pequeño patito de juguete y se lo puso en la bañera improvisada de la niña. Notte al ver a su juguete cambio su expresión a una feliz, ya no tenía quejas ni nada, estaba satisfecha. Dejo de prestarle atención al dios y empezó a jugar con el juguete, dejando el claro que podía hacer lo que quisiera con ella.

Padre Primerizo [Fumus y Notte]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora