Onyx

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     Siempre ha pensando que ser un concubino era lo más bajo que alguien podía caer, independientemente de su subgénero, era aberrante formar parte de un harén y estar dispuesto a ser usado por un hombre para convertirte en el sustento económico de tus seres queridos. Quizás parte de ese disgusto se debía a su educación, después de todo creció en una familia de comerciantes con padres que no se contenían en apuntar de mala manera a quiénes decidieron entregar a sus hijos al Rey.

     Pese a todo ese desagrado que guardaba en su interior, se encontraba parado frente a las puertas del palacio real a la espera del encargado de los asuntos del harén.

     Tenía sus razones e intentaba justificarse con ellas, pero la realidad era muy cruda; a todos se les hacía difícil en algún punto mantener firme sus convicciones. Perder a sus padres en manos de bandidos fue un golpe duro del que levantarse, luego llegó la pérdida económica y finalmente se encontraba intentando cuidar de su hermano menor con las pocas monedas que le quedaban, desesperado por hallar una solución.

     La idea llegó a él como caída del cielo, ni siquiera lo pensó dos veces antes de arreglar el desastre que era su aspecto para plantarse frente a los guardias que custodiaban el palacio. Incluso cuando su hermano quiso detenerlo, aferrándose a su torso en un abrazo apretado, hizo oídos sordos a sus súplicas y dejó su dignidad atrás para entregarse a lo que sea que pudiera depararle tras esos muros.

—¡Vaya! Miren que trajó el viento —la profunda voz de TaeHyung lo devolvió al presente. Sus pasos cada vez más cercanos retumbando en su cabeza como el sonido inconfundible de tambores —Recuerdo aquellos días donde te llenabas la boca maldiciendo este lugar, ahora veo que no eran más que falacias.

     Kim TaeHyung era su amigo, casi un hermano, pero también era Alfa, un general y la mano derecha del actual Rey. Fue cuando se le delegó encargarse de las concubinas y JiMin se presentó como un Omega que su relación terminó por quebrantarse, desde esos días no volvieron a cruzar palabras por mucho que sus lobos se llamaran en silencio y buscaran con ahínco.

    ¿Han escuchado hablar sobre las almas gemelas? JiMin y TaeHyung lo eran, fueron unidos durante su infancia y adolescencia. Por ello, tuvieron la capacidad de decidir su separación juntos, creando una enorme brecha entre ellos que no tenían intenciones de cerrar.

—Vete a la mierda Kim, no estoy aquí para escucharte.

—Con esa boquita no serás bienvenido aquí —los ojos del Alfa inspeccionaron rápidamente su cuerpo de manera altiva; JiMin deseo golpearlo en la cara por el atrevimiento —Da gracias a nuestra diosa que fuiste bendecido con un gran atractivo para que tus pésimos modales pasen desapercibidos. Sígueme.

    Ignoró los comentarios burlones que le lanzaba TaeHyung de vez en cuando tanto como pudo y se limitó a seguirlo en completo silencio, observando lo justo de los pasillos por los que cruzaban y las personas con las que se encontraban.

     Por lo que veía, su vida no sería tan mala allí si podía tener todos los lujos de los que gozaban en el harén. Asimismo, su hermano sería gratamente recompensado con cantidades significativas de oro cada mes. Si llegaba a ser del agrado del Rey, se convertía en su favorito y podría aspirar a mucho más con el tiempo.

     JiMin no era estúpido ni ingenuo, las cosas se habían acomodado a su favor cuando el viejo monarca falleció y su hijo ocupó su lugar en el trono. Era bien sabido por todos en el reino que el chico no debía tener más de veinte años, resultando en una obviedad que querría renovar a los concubinos en el palacio.

    Como se esperaba, solo unos cuantos días después de asumir, a los concubinos se les obsequiaron tierras y oro, mientras se esperaba que jóvenes Omegas y Betas se pusieran a disposición del nuevo Rey. Desde entonces, se rumoreaba que el hermoso hombre todavía no había mostrado interés en tomar a ninguno de sus veinte concubinos como su favorito, así que JiMin estaba dispuesto a todo por abrirse paso al lado de Jeon JungKook.

Ónix | JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora