《ONCE》

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Pasaron tres días, hasta que al fin Xie Lian apareció en la mansión.

Su humor estaba deslumbrante, la sonrisa en su rostro era embriagadora como un suave vino en invierno, tanto que Bai Wuxiang inevitablemente se perdió en ella por varios segundos.

"Volviste"

Su voz trataba inútilmente de ocultar la emoción que sentía con solo verlo frente a él. Por un momento se sintió relajado, era como volver a esos primeros días en los que vivieron juntos, cuando Xie Lian era más alegre y tierno, y él menos emocional y lamentable. 

"Sí, dime ¿me extrañaste?"

Xie Lian se acercó a él y lo tomó por los hombros, sus manos juguetearon con su largo cabello azabache, como pocas veces lo hacía, aquellos gestos y detalles estaban reservados para contadas ocasiones en las que su humor era deslumbrante. Bai Wuxiang sonrió, pero su pechó dolió como el infierno.

"No tienes idea cuánto"

Sin reprimirse, sujetó en sus brazos a Dianxia, mientras ocultaba su rostro en el hueco de su cuello con los ojos ligeramente enrojecidos. Aspiró su aroma, era maravillosamente dulce al punto de ser empalagoso... olía a otro hombre. Aún así no se apartó y en su lugar afianzó su abrazo, a estas alturas. ¿Qué más daba fingir un poco más? Lo había hecho ya desde la primera traición hacía algunos meses.

"Xie Lian... quiero llevarte a un lugar"

Sus palabras sonaron amables pero también decididas, no esperando una negativa como respuesta. Xie Lian lo dejó ser debido a que estaba de buen humor, sostuvo una mirada tierna junto a una sonrisa coqueta.

"Bien, ¿a dónde me llevarás?"

Bai Wuxiang levantó la cabeza y miró directamente sus ojos, en ellos se capturaba la belleza misma del universo, amaba esas perlas brillantes que iluminaban su vida llena de oscuridad. Sonrió con ternura.

"Es una sorpresa"

Ambos salieron de la mansión después de tomar un baño, comer y arreglarse. Xie Lian miraba emocionado a través de la ventana del carruaje en el que se transportaban, miles de kilómetros llenos de pasto abierto, árboles frutales y plantas irregulares por doquier.

Bai Wuxiang no ponía nada de eso en su mirada, en sus brillantes y negros ojos solo estaba la silueta blanca y delicada de su amado Xie Lian. Una vez se imaginó cómo sería la vida juntos, soñó con darle todo y recibir su sonrisa, su cariño y su corazón. Las emociones lo dominaron al punto de alterar el destino de ambos que conocía mejor que nadie en su condición de dios. Fue tan necio que pasó por encima de las leyes del Mundo y el Karma por estar con él, pero aunque poderoso, al final era un demonio también, la naturaleza de su condición siempre chocó contra la de Xie Lian. Pensándolo detenidamente, se rió de sí mismo. Él y Xie Lian juntos. ¿En qué estaba pensando?

Ambos eran el Yin y el Yan, el cielo y el infierno, la luna y el sol. Bai Wuxiang entendió con pesar que no importaban sus esfuerzos, si era lo que era o se convertía en algo más. En realidad, el origen de todo se debía a que ambiciosamente codició lo que no estaba en su destino tener.

Pero muchas cosas ya habían pasado.

Él continuó desafiando el destino por 700 años.

A estas alturas del camino, se preguntaba si podría soportar hacerlo. Lo amaba, estaba más que seguro de eso, y es precisamente ese adorable sentimiento que hace a las personas egoístas.

Aún cuando ya estaba en la ruta que había tomado, seguía con el corazón en el pecho rogándole insistentemente que se retractara.

Dolía, dolía como el infierno.

VEN A MI LADO || Bai Wuxiang x Xie LianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora