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Durante el reinado del emperador Gojong en 1863 hubieron guerras, muertes pero sobre todo amor. Esas eran las ideas que pasaban por la cabeza de aquel chico de cabellos oscuros que fácilmente podrían camuflajearse con la oscuridad de la noche. El corte en su labio inferior ardía, sus piernas ya no respondían a sus movimientos y la suciedad recorría cada parte de su cuerpo cubierto por aquellas ropas manchadas en sangre y desgarradas.
JungKook se sentía desfallecer en cualquier momento pero aún así de sus labios jamás salió un lamento. Tiraba de aquel pequeño carro que había conseguido luego de salir del palacio hacía 20 años atrás, la madera estaba casi podrida de todas las lluvias que había pasado a la interperie. No se rendía, él sabía que necesitaba llegar a aquel lugar “El refugio de los muertos de las luciérnagas” o llamado de otra forma, casa de los muertos.
El joven bandido observó como a unos pocos pies de distancia se podía ver un campamento, en el que se divisaba a una anciana que le sonreía como invitándole a acercarse. JungKook tenía dos opciones: dejar que los que le perseguían le mataran o refugiarse en aquel lugar. Por supuesto que la segunda opción era sin duda la mejor y más aceptada. No lo pensó ni un momento más cuando ya había comenzado a desviarse en dirección a aquel lugar notando a la anciana ponerse en pie y acercarse para ayudarle con aquel carro pues el caballo parecía tampoco poder más.
—Haz tenido suerte de encontrar este lugar, joven. —habló la anciana luego de dejar el carro cerca de la posada y tomar el brazo de JungKook para sentarlo en una de las improvisadas mesas.— Mi vino es muy conocido entre todos los viajeros. Podrás descansar está noche aquí.
—No necesito descansar toda la noche, me iré en pocas horas solo esperaré a que ellos se vayan. —JungKook señaló a sus espaldas donde un ejército de hombres uniformados lo esperaban como si no pudieran pasar más allá.
La anciana sin entender mucho miró hacia donde el pelinegro había señalado y volvió a mirarle, repitiendo está acción durante unas cuantas veces sin entender. Aún así mantuvo el silencio en ese tema. Le parecía curioso aquel joven bandido quien a pesar de todos los cortes en su cuerpo y suciedad aún se mantenía en pie, no como el pobre caballo que acababa de fallecer en ese momento, apenas puso un pie dentro del lugar, le parecía raro que el joven no.
—Hablemos un rato. Una anciana como yo no tiene muchos amigos y pocos pasan por este lugar, pocos lo encuentran.
—Su vino es asqueroso. Podría matar hasta el más fuerte guerrero.
JungKook se puso de pie caminando hacia el carro y dejando que la botella de barro se quebrara sobre la caja de madera que desprendia un putrefacto olor, demasiado asqueroso pero que no parecía molestar.
—¿A cuántos has matado? ¿Quién murió?
—Alguien importante. Han sido tantas las muertes que me han provocado mis pecados que mi alma jamás encontrará un descanso eterno.
—Ese ataúd muestra mucho dolor, rencor, pero también noto amor. —asustado, JungKook giró su rostro a la anciana luego de que la última gota de vino cayera dentro de la caja.— Joven bandido, estás en busca del refugio de los muertos ¿cierto?
—¿Cómo sabes de ese lugar? ¿Dónde está?
—Tu dolor y caos ha traído el alma de esas pobres personas hasta aquí. Has dejado un camino de sangre por donde pasas.
JungKook ya cansado de las palabras con doble sentido de aquella mujer tomó su espada y la colocó cerca del cuello, la amenza de muerte rondaba a esa pobre anciana que con un solo movimiento perdería su vida.
—Responda mi pregunta. ¿Dónde puedo encontrar ese refugio?
—Tú no lo encuentras, él te encuentra a ti. Tú no llegas a él, será él quien llegue a ti. Solo un muerto lo encontrará y solo el vivo morirá. —respondió la anciana sin miedo alguno de aquella espada a pocos centímetros de su cuello.
—En ese caso yo doy mi vida por encontrarle.
JungKook tomó la espada haciéndola girar hasta que la presionó contra la piel de su cuello consiguiendo que un pequeño corte se mostrara en este. La anciana sonriendo tomó la mano del joven haciéndole bajar la espada y susurrando.
—¿Realmente estás vivo o muerto, JungKook? Veo que eres un humano lamentable que ha caído en la autocompasión, buscas pagar tus pecados.
El pelinegro no entendió mucho la razón de aquella pregunta y negándose a responderla se giró observando como los cuerpos de aquellos guerreros se acercaban dispuestos a la guerra contra él. Sería su última guerra seguro, pues estaba tan cansado que apenas la espada le sería fácil de mover.
—Ellos ya están muertos. Son sus almas las que te persiguen. Los mataste hace muchos años atrás.
—Es imposible, son personas.
Pero la verdad era que no, JungKook observó como en menos de un segundo la luna reflejó aquellos cuerpos, mostrando sus caras demacradas y las heridas de muerte que cubrían aquellos cuerpos fantasmales. El pelinegro cayó sentado del susto cuando desaparecieron ante sus ojos aquellos guerreros que llevaban noches persiguiéndole. Sin dejar rastro, solo desaparecieron en el momento que la luna volvió a ser cubierta por algunas nubes. Llovería, eso estaba asegurado para JungKook.
La anciana levantó la mirada sonriendo hacia la luna y volvió a bajarla notando algo que había pasado por alto hasta ese momento. Un pequeño punto de color verde amarillento se encontraba posado sobre el hombro del pelinegro. Eso sin duda cambiaba demasiado las cosas. Por supuesto que sí. Con pasos lentos la mujer se acercó hasta tomar aquella luciérnaga y observarla en la palma de su mano, la tristeza llenó el ambiente y comenzó a llorar sorprendiendo a JungKook.
—Haz hecho suficiente por este chico, le has traído hasta aquí con la poca fuerza que tu alma tenía. Ya no te queda más tiempo en este mundo. —hablaba la anciana mientras las lágrimas continuaban corriendo por sus ojos.— Yo me encargaré desde aquí. Tu trabajo está terminado.
Con esas simples palabras la luz de aquel pequeño insecto comenzó a apagarse hasta que ya no podía notarse más. La mujer coloco la luciérnaga en un frasco, le daría un entierro digno en el momento que ella terminara con lo comenzado.
—Ahora ¿me contarás tu historia? —preguntó la mujer tomando lugar junto a JungKook quien agarraba su pecho como si un dolor inexplicable comenzará.
—¿Mi historia? No sé a qué se refiere, anciana. —respondió JungKook entre jadeos de dolor.
—Sí, la historia de tu amor y la guerra contra el rey de Joseon.
Esa sería una noche larga, una donde los recuerdos de hace 20 años regresarían y terminarían cobrando su vida con el paso de las horas, minutos, segundos. Porque esa no era una historia solamente de amor, guerras, sino también una llena de dolor, arrepentimiento y mentiras que llegaron a descubrirse demasiado tarde.
Tanto que fueron 20 años de un martirio, del precio de un pecado a pagar.
Esa es la verdadera historia del último reinado de Joseon.
La historia de un rebelde que quería solo justicia y un guerrero real que encontró el amor y la amistad fuera del palacio
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Holis Holis.
Ya os había comentado que estaría publicando un nuevo TaeKook. Está idea salió luego de ver dramas de época, pero especialmente luego de ver The Last Empress.Espero puedan darle mucho amor y apoyo a esta corta historia.
Recuerden, no reclamos, ni malos comentarios por favor.Nos vemos.
Bye bye~
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[ Fɪʀᴇғʟʏ ] ᵗᵃᵉᵏᵒᵒᵏ
FanfictionCuenta la leyenda que durante la época de Joseon se encontraba un lugar donde las almas de los muertos pueden encontrar refugio, siendo guiados por una luciérnaga. Su corazón tiene caos, dolor, rencor pero ha sido la luz que ha guiado a las demás a...