DÍA 3

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-NamJoon, ¿acepta por esposo al señor SeokJin? Deberá amarlo, respetarlo, estar juntos en las buenas y en las malas y salir adelante de cualquier enfermedad, ¿desea contraer matrimonio con él?- preguntó el juez parado delante de Nam

-Juez, es lo que más deseo, desde hace cinco años- dijo sonriendo Nam mientras apretaba suavemente la mano de Jin entrelazada con la suya

-Entiendo- sonrió el hombre- SeokJin, ¿acepta usted al señor NamJoon para amarlo, respetarlo, apoyarse en él cuando tenga problemas, y ser feliz a su lado para siempre?

-Por supuesto que quiero, señor juez- sonrió el peli marrón mirando a Nam

-Por favor, hagan el intercambio de anillos entonces- pidió el hombre


El intercambio de anillos se llevó a cabo, y todos aplaudieron por ellos; cuando se calmaron los espectadores, el juez miró a los dos jóvenes, y les sonrió; acto seguido, les entregó el papel que debían firmar, para de esa forma confirmar su matrimonio ante todos. Firmar aquellos papeles fue lo más hermoso que Nam pudo hacer, pues se sentía dichoso al saber que finalmente podría estar con Jin ante la ley, finalmente era su esposo amado.


-Por el poder conferido en mi- terminó el hombre- declaro que esta pareja se ha unido en matrimonio, y les deseo mucha suerte


Nam miró sonriendo a Jin, y de inmediato lo levantó en brazos, haciéndolo girar en el aire por la emoción de saberse casado con quien amaba de verdad. Jin apretó sus brazos, y juntos se dieron un beso suave, cargado de amor.

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Nam despertó con lágrimas en los ojos, como el día anterior, y el anterior a ese. Amaba poder recordar todo eso, pero le hubiera gustado recordarlo antes, para no hacerle daño al hombre que había jurado proteger y respetar para siempre. 

Cuando vio a Jin, se sorprendió al sentir que su agarre era mucho más estable que antes, que ya podía sentir más presión cuando lo tocaba, y eso le encantaba, pues podía abrazarlo como de verdad quería hacer en esos momentos. Sabía que una vez que Jin se fuera, todo habría acabado, que ya nunca más podría sentirlo nuevamente, y eso le aterraba, pues no quería dejarlo ir, no otra vez. 


-¿Estás bien?- preguntó acercando su mano a la de Nam- despiertas todos los días llorando, ¿qué es lo que sueñas?

-Con mis errores- dijo Nam sintiendo esa calidez contra su mejilla- con los errores que cometí y con las decisiones más hermosas de mi vida, mi amor


Jin no entendió aquello, pero se acerco para darle un suave besos a sus labios, deseando poder recordar la hermosa sensación de besarlo, para no olvidarlo nunca cuando fuera el momento de partir. 


-¿A dónde estamos yendo ahora?- preguntó Jin mientras veía el camino por el que Nam manejaba

-Quiero hacer algo muy importante contigo hoy- aseguró- es el tercer día, por lo que quiero ir a un lugar especial; entenderás de inmediato por qué desperté llorando otra vez


Salieron de la ciudad y se adentraron cada vez más al campo, y entonces Jin reconoció ese camino; era el mismo que había recorrido junto a Suga y JiMin el día de su boda, ya que ellos lo habían llevado al lugar. Ellos habían sido sus padrinos, quienes los habían ayudado encantados a casarse finalmente, y por eso es que los apreciaban de manera tan fuerte. 

MI FANTASMA- NamjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora