Caminamos hasta el patio para poder ver todo, esos más de 50 de repente se tornaron más de 100 de los cuales como 20 estaban metidos en una gigantesca piscina que no recordaba tener, en el césped habían unas mesas en las cuales habían unas botellas de cerveza de una marca que no conocía y los celulares de los que estaban sentados alrededor, dispersos por todo el gigantesco patio habían unos sillones de cuero blanco en el cual estaban sentados mas invitados, en una escalera de madera que llevaba a lo que antes era una terraza se convirtió en un balcón en el cual habían muchos juegos y mesas de billar, con todo el piso alfombrado de color verde oscuro, y otras cuantas mesas con cerveza y algo de comer, lo primero que decidí ir a ver era mi cuarto, el cual creí que iba a estar todo igual, pero otra vez me estaba equivocando, se había convertido en 4 veces más grande, mi cama de una plaza paso a ser una muy cómoda de 2 plazas tenía 2 televisores y el piso de madera con una alfombra verde. No había rastro alguno de que mis padres estén en mi casa, así que decidí ir con Lourdes que ella seguía en el patio con unos amigos tomando un poco y hablando, decidí ir, con ella estaban Rubén, Álvaro, y los 2 chicos de intercambio, Álvaro era otro amigo también robusto como Rubén pero era de piel morena y tenía una pendiente en la oreja derecha que nunca sale sin él. Lourdes, Rubén y Álvaro estaban tratando de conocer a los 2 chicos de intercambio cuando llegué y me senté al lado de Lourdes, la cual seguido a eso se sentó sobre mis piernas. Rubén me miró y me dijo:
-Eh Ignacio, te pasaste con la fiesta, lo mejor es que recién comienza.
-Enserio, no puede estar mejor. –Acotó Álvaro.
-¿Viste amor que todo iba a salir bien? –Me dijo Lourdes mirándome con una sonrisa.
En ese instante no sabía que contestar, ya que no podía creer nada de lo que estaba pasando, nada era normal, todo era muy extraño, pero me encantaba, me acerqué a Lourdes, la besé y tomé un trago de cerveza. Luego de un rato de reírnos por bromas y demás cosas que hablábamos entre nosotros, Álvaro me miró, levantó su botella de cerveza y gritó.
-¿Hola?-Luego de un rato de repetir eso le prestaron atención y continuó- Bueno, ahora que tengo su atención, quisiera decir… Ignacio, Nacho, como quiera que te guste más, esta noche es tuya, y la vas a pasar de lo mejor, de eso me voy a encargar que suceda – rió un poco y gritó levantando su botella en alto- ¡Por el cumpleañero!
Después de reírnos un rato y de agradecerle por eso, Rubén me agarró de las piernas y Álvaro de los brazos y me llevaron corriendo hasta la piscina y con la misma ropa que aún no me la cambiaba me arrojaron a la piscina, el agua me entraba por los oídos y por la nariz, pero no me importaba, era mi noche y nadie ni nada me molestaba ya, saqué la cabeza del agua y riendo agarré los brazos de Álvaro y de Rubén y los tiré a ambos al agua, los 3 empapados salimos del agua y fui a buscar 3 toallas cuando volví Lourdes me agarró la mano y me llevó directo hasta mi cuarto me senté en la cama y me puse a secarme con la toalla mientras ella cerraba la puerta. Lentamente se me acercó, me quitó la toalla y la tiró contra la pared, se me acercó me desprendió la camisa y comenzó a besarme, se acercó a mi oreja y me dijo -Este es tu cumpleaños, tienes que disfrutarlo.- Continuó el beso y comencé a levantarle la remera, me tiró contra la cama y comenzó a besarme más apasionadamente, mientras la tenía encima de mi comencé a desabrocharle el corpiño, seguido a sacárselo, su piel era tan suave y tibia que se me erizaban los pelos con solo tocarla, cada segundo que pasaba mi corazón se aceleraba mas y mas comencé a bajarle el pantalón y a besar su cuello cuando saqué su pantalón me subí arriba de ella, y mientras la besaba sus piernas me rodearon la cintura, su olor me enamoraba más aún, cuando ella empezó a sacar mi pantalón mi teléfono sonó y decidí atender a costa de que ella me pedía que lo dejase simplemente. Era María, mi mejor amiga
-Hola ¿Ignacio?
-Sí, soy yo.
-Hola, soy María, Feliz Cumpleaños, estoy en la puerta de tu casa, ven a abrirme.
-Bueno, bueno ahí voy.
Corté el teléfono, me puse la camisa de vuelta y dije a Lourdes.
-Ahora vuelvo, es María.
-¿Otra vez ella?
-Eh, solo es mi mejor amiga, sabes que no voy a hacer nada con ella.
-Bueno, pero vuelve que no terminamos.
-Claro amor, no me olvido.
Fui a abrir la puerta, María estaba esperándome con un regalo que dejé en el recibidor y fuimos a hablar un rato en el balcón donde estaban los juegos, estuvimos hablando tanto tiempo que comiendome mis palabras terminé olvidándome de Lourdes, tras un largo rato de hablar abracé a maría no recuerdo muy bien porqué, y me dijo que le empezó a doler la cabeza, bajamos a darle algo para que le pase el dolor y en ese momento Lourdes nos ve. Luego de eso…
Luego de eso desperté.