Ya cuando se hicieron las 3:00 de la tarde decidí que sería hora de seguir, tomé la mano de Lourdes y seguí con el camino. Todos nos seguían y se tornaba un poco complicado pasar por algunas calles debido a la cantidad de gente que nos seguía, no sabía cuál era nuestro número exacto en aquel instante, pero sabía que no era menor de 50 personas, o incluso mucho más, todos caminando y por ratos corriendo para que no nos chocasen los vehículos que pasaban, ya que en las veredas no entrabamos todos.
Ya faltaba poco para llegar y se empezaba a escuchar música a lo lejos pero no creí que fuese esa mi casa, llegando a mi casa alcancé divisar una gigantesca mansión en la cuadra en la cual vivía, estando yo solo a unas 2 o 3 cuadras, para poder verla a esa distancia era realmente gigantesca. En el momento en el que entré a la cuadra en la que vivía eran como las 8:30 de la noche, el sol ya estaba terminando de caer y logré darme cuenta que aquella mansión que tanto me fascinaba estaba edificada justo en el terreno en el cual debería estar mi casa, pero no conforme con eso, ocupaba el terreno de ambos vecinos, el de la izquierda y el de la derecha, en mi mente tenía un pánico gigante de haberme confundido de calle y haber entrado en una similar pero con una mega mansión, hasta que llegué a ella y toqué el picaporte, y tuve la sensación de que ya había estado ahí, e incluso que ya había estado ahí toda mi vida, y sin controlar mi mano, sola entró en el bolsillo de atrás del pantalón y saqué una llave, la cual sin recordar haberla dejado ahí, introduje en la cerradura de aquella lujosa mansión de ventanas desde el techo hasta el piso, con balcones hacía todos lados, con una puerta enorme de madera con acabados de cristal alrededor del marco. La llave entró cual guante a una mano, la giré y todo fue hermoso desde aquel momento, todos los que nos seguían entraron gritando y corriendo cual estampida a la casa yendo directo hacía el patio, la música ambientaba muchísimo, una fiesta en pleno nacimiento, el mejor cumpleaños que podría haber tenido apenas comenzaba.
Entramos Lourdes y yo, yo miraba todo, cada rincón, ya que todo era tan lujoso y decorado, no podía ser mi casa, no veía como pudo transformarse de la casa común y corriente de la cual salí al despertar para ir al colegio en esta hermosa mansión, Lourdes riendo y con un tono burlón me dijo:
-¿Qué pasa? ¿No conoces tu propia casa?
-No… -Dije con un tono de asombro y lento al no poder decir palabra por todo lo que pasó, no podía dejar de admirar el techo alto, los cuadros y la decoración, era maravilloso.