Capitulo 2 (Baja Autoestima)

221 33 17
                                    

Terminar aquella práctica matinal es la parte sencilla del día, después de esto cada uno tienes sus obligaciones, planes, convivencia o simplemente ir de regreso a su templo a refugiarse.

Donde los demás creen que las risas y carcajadas no faltan.

Ya que siempre muestras esa faceta tuya a todos, como si nada de quebrantara, y la respuesta a todo es una sonrisa, que lograr dar ánimo y apoyo a quienes te rodean.

Pero... ¿Quién te lo da a ti?

¿Quién es la persona que te ayuda a sobrellevar ese instante en donde te sumerges en la inseguridad que llevas por dentro?

Cada quien tiene sus defectos y sus virtudes, pros y contras.

Debe ser absurdo compararse con los demás, sabiendo esto desde siempre.

Nunca compares ningún aspecto tuyo con nadie, cada quien ha vivido cosas diferentes y no reaccionan de la misma manera.

Puede que en algún momento alguien lanzara una broma inofensiva a tu persona, solo para divertirse a tus costillas.

Pensando que así se comportan los amigos, pero aquellas pequeñas burlas ocasionan que la inseguridad aparezca.

Y es allí cuando llega la maldita comparación, tu aspecto físico, puede que no sea agraciado para todos, que los demás tengan cierto grado de belleza externa.

Que tu mejor amigo te aclarar que ese no era el punto, que todos tenemos cosas buenas y malas, y si lo entiendes, lo comprendes, pero... El inconsciente es tan testarudo y cruel, la propia mente lo lleva a ser, que se repite el comentario hiriente una y otra vez, que sientes que no sales.

Aldebarán de Tauro, caballero dorado protector de la segunda casa, después de sonreír para los demás, divertirse con los jóvenes de bronce dándoles confianza para seguir.

Siempre se daba cuenta que podría ser hipócrita, pues la confianza que deseaba que los otros tuvieran, él no podía tenérsela.

El físico nunca lo es todo.

Se debe aceptar como es, se lo podría repetir pero no funcionaba.

Su rutina que nadie conoce, es después del entrenamiento, tiene que ir a su templo comer algo, darse un baño, y siempre trataba de estar rodeado de otras personas, para no pensar en esas inseguridades.

Esto no solo se basaba en lo físico, si no que... Al viajar en sus memorias, sentía que en las batallas que había librado, no fue lo suficientemente fuerte.

Los errores que cometió, las distracciones, la muerte que se lo llevo, comparado con los demás, podría ser que su nivel de cosmos no sea el necesario para estar en la fila de elite.

Obviamente no compartía esto con nadie.

¿Qué pensarían del alegre Aldebarán?

Si vieran que en realidad sufre en silencio lo minimizado que podría llegar a sentirse todo el tiempo.

Se sentaba en la orilla de su cama, mirando fijamente el piso, solo alimentando la carga de pensamientos crueles a su persona.

-No soy atractivo, no soy suficientemente fuerte, no sé qué hago aquí...- Su rostro tosco, con esa mirada triste, perdida en algún punto.

Las manos sostenidas entre ambas, suspirando.

Trataba cada día de volverse más fuerte, sin embargo sentía que por un paso que daba, algunos otros daban saltos, que lo superaban.

Además, ellos entrenaban igual o más que él, así que por más que tratara no los alcanzaría jamás.

Se alejaban de él, se volvían mejores.

¿A Que Le Tienes Miedo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora