Cabellos celestes, mirada azulada clara, sonrisa encantadora, un lunar que daba el toque perfecto al caballero más hermoso de los ochenta y ocho que conforman el ejercito de la Diosa Atena.
Gran carisma, personalidad despampanante que donde sea que va, la gente puede mirarlo, admirándolo o envidiándolo.
Cualquiera que sea el caso Afrodita de piscis, siempre le agradaba esa atención.
Sin contar cuando demostraba que no solo es una cara bonita.
Quienes pensaran que portaba el título de Piscis, solo por el hecho de ser hermoso como se tenía acostumbrado del ultimo guardián dorado.
Su cosmos estando a la par de su belleza, demostró que se lo gano por su poder y no por otra cosa.
A decir verdad, es un tema que aún le molesta... Varias veces tanto en el pasado como en esta nueva vida, escucho como la gente murmuraba.
-Afrodita es realmente hermoso-
-Sí, pero no es tan fuerte como sus demás compañeros-
-¿Qué dices? ¿Cómo sabes algo así?-
-Los rumores dicen que si es poderoso, pero que por andar siempre pensando en sus vanidades, no presta tanta atención a los entrenamientos y es muy débil a comparación con los otros dorados-
-Eso no lo sabía...-
-Un soldado raso, que está custodiando la entrada del patriarca me lo dijo-
-Deberían mejor estar trabajando y no juzgar a los demás-
-¿Por qué te enojas?-
Aunque esas dos personas tuvieran punto de vista diferentes y se alejaban del lugar en donde chismeaban.
Justamente de quien estaban hablando, los escuchó.
En otra vida, posiblemente los hubiera perforado con sus rosas piraña, pero decidió solo callarse, aguatarse ese coraje, apretando sus puños.
Demostraría que no importa la apariencia, que uno puede ser hermoso y tener una fuerza extraordinaria.
Pero a veces pensaba... En sus momentos en que se contenía, si era correcto hacer esto.
No es como si se pasara la vida entera, cuidando su cabello, y su piel... Al contrario poseía una rutina, que le ayudaba a darle tiempo todo.
Entrenando a más no poder cuando se le requería.
Incluso sus compañeros veían esto como una exageración en ocasiones.
Otras solo lo necesario y prefería dar un paseo.
Tratando de equilibrar ambos aspectos de su vida, el entrenamiento como caballero y seguir viéndose bien.
Su templo el lugar donde puede relajarse, sin escuchar tonterías, pero resuenen en su cabeza a veces.
Recostado en uno de sus sillones, con una mascarilla de un color rojizo, mientras había recogido sus cabellos que caen en la cara con unos pasadores, tranquilo, como si los chismes no llegaran hacia él.
Pero en su mente estaban un poco.
No frunció el ceño, sabía que debía estar en calma total, por posibles arrugas.
-¿Y que si soy algo vanidoso? No tiene nada de malo- No quería enojarse, solo hablaba para sí mismo.
-Cumplo con mi deber de caballero dorado, y debo cuidar mi título como el más hermoso- Cerro sus ojos.
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¿A Que Le Tienes Miedo?
FanfictionPequeños fragmentos de cada caballero y sus miedos, algunos demasiad crueles, otros cayendo en la diversión, pero al fin de cuentas son temores que todos los humanos tenemos. Especial de Octubre-Halloween. Disfruten, pues ruego que cada noche se vue...