Capítulo Cuatro: La Abuela Katsumi

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El castaño caminaba tranquilamente por las calles de la aldea con las manos en los bolsillos del pantalón. Llevaba caminando un rato y no encontraba nada interesante hasta que empezó a sentir que le seguían.

Cruzó una esquina y esperó hasta que dio con las personas.

—Ho-hola —saludó una de las tres chicas que había.

—¿Qué quieren? —preguntó en tono serio y frío.

—No, nada —respondió una rubia.

—Entonces adiós.

—¡Espera!

Se detuvo y las miró esperando a que hablaran, y una de lentes lo hizo—. Solo queríamos preguntarte... ¿si te gustaría venir a comer algo con nosotras?

"Jamás pensé que tendría que lidear con chicas," pensó.

—No puedo —respondió y siguió caminando.

—¿Porqué no?

Se detuvo nuevamente. Si odiaba algo, era que insitieran tanto.

—Miren —las observó—, la verdad no es que no pueda, sino que no tengo interés en salir con ustedes o con alguien más, así que adiós —no esperó una respuesta y siguió caminando.

"Las chicas son realmente fastidiosas," pensó.

La verdad era que no le importaba nadie más que no fuera él mismo, había crecido con ese pensamiento y nada ni nadie lo cambiaría, o al menos eso creía él.

Así llegó frente a una tienda de golosinas donde dudó si hacerle caso o no al peliplata de comprarse algún dulce, pero al final entró al local al menos a dar una mirada. Abrió los ojos por completo de sorpresa, pues jamás había visto tanta variedad de dulces en un solo lugar.

Decidió en comprar algunos de sabores distintos y salió de la tienda. Al probar uno sintió que todo su mundo se alegraba ante el dulce sabor.

"Ojalá la vida fuera así de dulce," pensó.

Después de un rato compró un libro que le llamó la atención y se encontraba en una de las bancas frente a un parque leyéndolo.

"Porque no hay nada bueno o malo, pero pensar lo hace así." — William Shakespeare.

—Esto es un poco confuso —se dijo a sí mismo en un susurro.

—¡Hey Raijin! —gritó una chica pelirosa acompañada de un azabache y un rubio, quienes se acercaban a este corriendo.

—¿Vienen a fastidiarme el día? —preguntó burlón y sin despegar la vista del libro.

—¿Qué? No —respondió Sakura apenada, pero el azabache la interrumpió. 

—Kakashi-sensei nos envió a buscarte para ir a la torre Hokage.

—Uhm... ya veo —murmuró desinteresado.

—Conque William Shakespeare, ¿eh? —dijo el rubio a un lado suyo leyendo el libro.

—Eso no te importa —dijo cerrando el libro, luego la pelirosa habló—: No sabía que te gustara leer.

—No sabes todo lo que me gusta —le dio una mirada corta y esta no pudo evitar sonrojarse, cosa que molestó al rubio.

—¡Ya vámonos, se hace tarde! —Naruto echó a correr hacia la torre.

El castaño guardó el libro en una de sus bolsas del pantalón y lo siguió, siendo seguido por los otros dos.

Una vez que llegaron a la puerta Sakura tocó y se escuchó un "Adelante."

Yo Soy Raijin Hatake (El Hijo de Kakashi Hatake)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora