Issei despertó de un sobresalto, el joven yacía sobre su cama con un fuerte dolor de cabeza. Una pesadilla, pensó para sí mismo mientras apagaba su molesto despertador. Issei se vistió sin entusiasmo, bajó las escaleras y se encontró con sus padres como de costumbre.
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-Buenos días-. Expresó perezosamente mientras pasaba a la cocina en busca de algo comestible.
-Buenos días hijo-. Respondió su madre mientras preparaba un café al padre de Issei, quien leía el periódico en la sala.
-¿Cómo va la escuela? Hace tiempo que no te escucho hablar sobre cosas, ya sabes de adolescentes, dime ¿acaso conseguiste una novia? -. Interrogó el padre de Issei con una voz seria pero relajada.
-¡¿Novia?!-. Issei casi sufre de un ataque cardiaco al recordar a su novia Yūma-chan.
-Oye, tranquilo, no hay necesidad de alterarse, somos una familia comprensiva, si en realidad te gustan los hombres solo dilo-. Declaró el padre de Issei mientras daba vuelta a la página del periódico.
-¡Nada de eso!, ¡yo amo el oppai! - Issei exclamó con decisión mientras una gota de sudor resbalaba por la frente de su padre, quien fruncía el ceño a causa del comentario pervertido de su hijo.
-Bien, apresúrate o llegarás tarde a la escuela-. Comentó el padre de Issei mientras este salía disparado hasta la puerta.
-¡Maldición, se me hace tarde! -. Issei gritó mientras corría y consultaba la hora en su celular.
Finalmente, Issei llegó a la escuela, estaba cansado y le faltaba el aliento, pero no importaba, prefería serenar su mente y purificar su espíritu mediante la observación de lo más puro del mundo: el oppai.
-Oppai es amor, oppai es sabiduría, ¡oppai es poder!, ¡el oppai representa la unión de los hombres! -. Declaró para sí mismo mientras un par de compañeras salían huyendo del lugar con miedo y repulsión en sus ojos.
Después de vagar por la escuela entre raras fantasías que involucraban la paz mundial y el oppai, Issei finalmente había llegado a su clase, el salón 2-A. Como de costumbre, el joven tomó una de las butacas del fondo, donde podría mirar en paz aquello que era sagrado para sus ojos, no obstante, la puerta se abrió de nuevo una vez comenzada la clase.
-Disculpe, ¿clase 2-A? -. Preguntó un joven que Issei jamás había visto en la escuela.
-Es obvio, la puerta lo dice, ¿acaso no sabes leer? -. Contestó Issei mirando con expectación a aquel tipo.
-Lo siento, es que soy nuevo por aquí, de hecho, ni siquiera soy japonés -. El chico dio una leve sonrisa mientras ingresaba al aula haciendo que las chicas suspiren por él.
-Es tan guapo-. Murmuraron algunas alumnas.
-Genial, lo que faltaba, más competencia-. Pensó Issei con lágrimas en sus ojos.
