CAPÍTULO 4. "LA CURACIÓN DEL CREPÚSCULO".

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Al día siguiente tanto maestro como aprendiz caminaban de camino a la escuela ignorando por completo su entorno. Ambos jóvenes tenían mucho que pensar. Issei estaba preocupado por los ángeles caídos y su entrenamiento, pero Jenth no podía dejar de pensar en su pasado. Aquella vida lejana que alguna vez tuvo, su hermana Ágatha, su esposa Omory, sus tres hijos, sus nietos, bisnietos. Todos se habían ido hace mucho tiempo, incluso su hermano Jenek ya había abandonado este mundo.

—Hey sensei, ¿cuándo comenzaremos con mi entrenamiento en el arte del combate? —. Issei preguntó con poca iniciativa.

—Cuando estés listo, antes de que pueda enseñarte a pelear, tu mente y cuerpo deben estar en equilibrio. Como ahora eres un demonio, debes fortalecer tus habilidades y conocimientos—. Jenth respondió con un tono firme que trataba de ocultar un leve rastro de dolor.

—Entiendo, aun así, me gustaría comenzar cuanto antes ¡ay! —. Issei comentó mientras caminaba sin prestar atención hasta que chocó con una chica, la cual calló al suelo.

La chica era rubia de ojos verdes, sus vestimentas no eran para nada comunes, puesto que consistían en un traje de monja de color celeste, acompañado por un velo blanco a juego. La chica era evidentemente una extranjera, ya que traía consigo un par de maletas, que se abrieron al chocar con Issei, provocando que múltiples prendas de vestir y otras pertenencias de la chica cayeran al piso.

—¡Lo siento mucho, no estaba viendo por donde caminaba! ¿Te encuentras bien? —

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—¡Lo siento mucho, no estaba viendo por donde caminaba! ¿Te encuentras bien? —. Issei exclamó mientras ayudaba a la chica con sus cosas.

—Sí, lo siento, yo me tropecé, a veces soy un poco torpe—. La chica contestó dando una leve reverencia ante Issei a modo de disculpa.

—No te preocupes, soy Jenth y mi descerebrado compañero lo entiende perfectamente, ¿verdad Issei? —. Jenth expresó mientras levantaba una biblia del piso y se la entregaba a la chica.

—Muchas gracias, soy Asia Argento—. Asia afirmó mientras tomaba la biblia y agradecía a ambos chicos.

Por su parte, Issei ignoró el comentario de su maestro y prosiguió ayudando a la monja con un único pensamiento en su mente: Ella es hermosa.

—¿Eres extranjera verdad? —. Jenth preguntó con amabilidad.

—Sí, lo siento, acabo de ser transferida a Japón y estoy perdida, ¿podrían ayudarme? —. Asia contestó mientras juntaba sus manos en la forma que un creyente haría para comenzar a orar.

—¡No hay problema!, realmente estamos libres—. Issei exclamó con una gran sonrisa en su rostro.

—Muchas gracias, haber encontrado a personas tan amables, sin duda es gracias al señor. Señor, por favor bendice a estos dos buenos hombres por ayudar a tu fiel seguidora—. Asia expresó con pasión mientras Issei recibía un gran dolor de cabeza que logró mantener oculto.

SIN DESTINO: HIGH SCHOOL DXDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora