Min YoonGi jamás pensó encontrarse en una situación así de chocante, observando a un extraño chico que parecía haber caído literalmente del cielo, con lo que daba la impresión de ser un par de alas color rosa pastel que desprendían un ligero brillo dorado, que rápidamente se iban desvaneciendo con el pasar de los segundos.
Apenas entendía lo que estaba ocurriendo, no lograba procesar el por qué de las lágrimas del contrario, quizás era por el golpe de su reciente caída, pero las palabras que soltaba le hacían creer que esa razón era bastante improbable.
- M-Me echaron... No fue mi culpa... ¡Él mintió! ¿Por qué no me creyeron? ¿P-por qué me echaron? No hice nada malo, ¿Verdad?
El joven pelinegro sintió una punzada en su pecho al ver los ojos completamente aguados del pobre chico, su rostro surcado en lágrimas demostraba tristeza pura, apenas se podía mantener sobre sus brazos para mirarlo ya que estos temblaban ligeramente, se notaba que estaba mal, tanto física como emocional mente.
Por lo poco que alcanzaba a entender de lo que el chico balbuceaba, lo habían echado de algún lado pero no lograba entender de donde, ¿Sus padres quizás lo corrieron de la casa por algo que, según sus palabras, no fue culpa de él, si no de un tercero? No lo sabía, y no se detuvo mucho tiempo a pensarlo, por su mente solo pasaba la idea de ayudar al desconocido.
Rápidamente se agachó hasta quedar a su altura y tomó uno de los brazos del pequeño rubio, pasándolo con cuidado por detrás de su cuello para que tuviera de donde sujetarse, soltó un suspiro al tiempo en que levantaba al contrario y lo agarró de la cintura para que no volviera a caer.
- Ya no llores, voy a llevarte a mi casa y veremos si estás bien.
Al menos físicamente hablando, pensó, más no dijo nada para no cagarla.
Con cuidado de no tirarlo nuevamente al piso secó como pudo sus mejillas y no esperó una respuesta del contrario para comenzar a caminar, mirando al rededor para saber que calle transitar con exactitud para llegar en menos tiempo a su residencia.
Tuvo que sujetarlo con algo de fuerza para sacar su teléfono, abriendo el GPS para revisar alguna ruta, no estaba en condiciones de caminar y dar vueltas con el chico si es que llegaban a perderse.
Con rapidez colocó la dirección de su casa en el aparato y sonrió al ver una línea marcando el camino más corto.
Sin perder mucho más tiempo, guardó su celular en el bolsillo de su chaqueta y sujeto al desconocido para comenzar a caminar por las calles que había indicado el dichoso GPS, intentando pasar desapercibido de las miradas fingiendo que el chico a su lado iba borracho o algo.
El pelinegro soltó un suspiro, agradeciendo en silencio que el sujeto a su lado estuviera poniendo de su parte para poder caminar, evitando así que él tuviera que cargar con todo su peso.
Entre miradas confusas de los transeúntes y pequeños hipidos del rubio, llegaron en menos de lo que esperaban a la casa de Min.
Apenas se encontraban frente a la puerta, el de mechas azuladas volvió a sujetar con un poco más de fuerza al contrario para sacar las llaves de su bolsillo y así abrir la puerta principal con rapidez, entrando a su residencia lo más rápido que podía al estar cargando con un chico.
Dejó con suavidad al pobre joven en el sofá y fue a cerrar la puerta, extrañándose de inmediato al ver que no estaban las llaves de su hermano menor HoSeok, supuso que ya habría salido a su clase de baile así que no se preocupó mucho más, volviendo a dedicar toda su atención a la persona sentada en el sofá.
Se acercó con lentitud al chico y se arrodillo frente a él, intentando mirarle a los ojos, tocó despacio su pierna para llamar su atención y soltó un suspiro por enésima vez ese día al notar que el pobre no había dejado de llorar.
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˗ˏˋαηgєℓˎˊ˗ || 𝐘𝐨𝐨𝐧𝐌𝐢𝐧
FanfictionPark JiMin es, literalmente, un ángel caído del cielo. Min YoonGi es tan solo un humano que por mera casualidad u obra del destino acabo conociendo a JiMin. Ambos harán hasta lo imposible para estar juntos, aún si eso significa abandonar absolutamen...