Capítulo 8: Incapaz de controlar este absurdo gran poder

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El paisaje era radiante y hermoso al mediodía, y el canto de un pájaro fuera de la ventana me hizo volver a mis sentidos, descubriendo que la taza de porcelana en mi mano había sido convertida en polvo.

Ye Tan, que vestía una sola capa de ropa, apoyado en el borde de la cama y hojeando un libro, me miró con indiferencia, sin que le sorprendieran ya los sucesos extraños. Al principio, revisaba nerviosamente si me había hecho daño la porcelana, pero el corazón de la gente* se había deteriorado.

*corazón de la gente...: modismo, que significa "los hombres no son como solían ser"

—...no puedo quedarme más tiempo en esta sala de medicina. —Suspiré, sacudiéndome el polvo de las mangas: —Desde que volví ayer al mediodía hasta ahora, ya he destrozado 37 tazas de la casa del doctor, el Doctor Ren me va a maldecir sin piedad.

La última vez cambié mucho los datos, y ahora soy incapaz de controlar el absurdo gran poder de mi cuerpo. Durante este lapso de tiempo, estaba en un estado mental de tensión para retener mi fuerza, pero en cuanto me distrajera un poco, mis manos crearían una escena desastrosa. Estoy al borde del colapso y no puedo aguantarlo más.

Lo más devastador es que no se cómo había entrado al modificador la última vez, y ahora no puedo volver a activarlo por mucho que lo intente.

—A-Tan, ¿recuerdas ayer... justo antes de mi falsa muerte, qué hicimos exactamente? —Fui incapaz de descifrar los puntos cruciales de la situación, y sintiéndome un poco irritable, golpeé la mesa suavemente.

Toda la mesa de palisandro colapsó inmediatamente, cubriendo el suelo con restos de piezas rotas.

Joder.

—...Maestro, también podrías recostarte y hablar. —Ye Tan sugirió cautelosamente.

—Pero ya he destruido dos camas. —Me rehusé dolorosamente. Las tazas y las mesas podrían ser pasadas por alto, pero una cama era un asunto distinto, y después de todo, a alguien herido le hace falta una: —Pero realmente tengo que pensar en este asunto, mejor iré a acostarme en el patio.

Despacio y en silencio abrí la puerta y salí, y Ye Tan dejó su libro y también se levantó: —Eso también es bueno, este subordinado te acompañará a tomar el sol un rato.

Asentí con la cabeza, concentré mi atención, y con un sincero temor, como si caminara sobre hielo delgado, llevé la mecedora del salón interior al patio. Poniéndola en el piso suavemente, retrocedí cautelosamente siete pasos antes de finalmente dejar salir un suspiro: —No puedes estar de pie durante mucho tiempo, recuéstate y descansa un rato.

—Maestro, no puedo. ¿Cómo puede este subordinado ser tan irrespetuoso?

Estaba familiarizado con su carácter difícil de convencer, pero no tenía la energía para apaciguarlo: —A-Tan, estoy realmente muy cansado, por favor perdóneme.

Frunció los labios e inesperadamente siguió mi consejo y se sentó de inmediato.

Fue tan fácil, que me sorprendió.

Resulta que para el Guardia de la Sombra, actuar de forma miserable es mucho más efectivo que apaciguarlo. Recordaré esto firmemente en mi mente.

Arranqué las malas hierbas y me recosté en medio del patio. Las piedras y los ladrillos no estaban muy nivelados, y me presionaban muy incómodamente, pero finalmente pude relajarme por un momento.

—A-Tan

—¿Hm?

—Estar vivo, es realmente, tan difícil.

—.......

¿Cuáles son las condiciones para que los complementos se abran, exactamente? ¿Un objeto? ¿Acción? ¿Un ritual? ¿Palabras?

Sistema Mortal, El Más Letal (Novela)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora