Alas caídas

|| Cuatro ||

Los años pasaron rápido, porque era Dios y, para él, los días pasaban con sólo un parpadeo. A veces sentía que todo iba con extraña rapidez y, cuando trataba de recordar lo que había hecho días atrás, sólo podía recordar el tiempo que pasaba con Tom.

Todos sus días, todas sus horas y hasta todos sus segundos, Harry sólo quería estar con Tom.

—Maldito Hufflepuff mimado —siseó una vez Avery cruzándose de brazos. Ah, sí. Con el tiempo comenzó a conocer algunas personas con las que se juntaba Lucifer, y no hablaba de su versión humana, sino de su verdadera forma.

Avery, mejor conocido como Mammon, un demonio que se dedicaba más a la avaricia y codicia, había sido el siguiente en su lista de Demonios Que Conoció Gracias A Su Hermoso Lucy.

Tal parecía, las reglas que se habían autoimpuesto en el cielo causaron un gran revuelo en la tierra cuando se dieron a conocer, entonces, algunos demonios (de los más fuertes del infierno) decidieron asustar a los humanos especializándose en esos "pecados".

Harry le sacó la lengua de forma infantil y se restregó en el pecho de su chico, desacomodando la corbata de Slytherin que éste tenía.

—Quien fuera Harry para restregarse en ti, Tom —comentó Bellatrix antes de que una varita estuviera apuntando directamente su cuello.

—Aléjate de mi chico, demonio lujurioso —murmuró Harry haciendo un puchero. Los demás demonios se rieron por el supuesto insulto, pero el ojirojo besó con cariño la cabeza de su amante.

Asmodeo fue la cuarta integrante a la lista, ésta se presentó como Bellatrix Black, quien era acompañada por un Rodolphus Lestrange, Amón para los amigos.

—Dios haciendo algo tan desagradable como apuntar con la varita a alguien. —El nombrado hizo un puchero y se escondió en el pecho de su novio, quien se reía ante eso— ¿Quién lo creería?

—Calla, Lucius —sentenció Tom con alegría—. Harry ha hecho cosas peores que levantar su varita en contra de alguien.

—¿En serio? —cuestionó una pelirroja. Ginny Weasley, dos años menor que ellos y conocida como la súcubo más poderosa de todas, la hermosa Lilith— ¿Qué pasó con el Dios piadoso del que tanto hablan?

—Hay peores cosas que los males que ustedes creen causar —susurró el ojiverde, sonriéndoles con cariño a sus nuevos amigos—. Siempre hay algo peor que ustedes.

—Sí, claro —murmuró Ginny poniendo los ojos en blanco antes de que una pelirrosa se posara entre sus hombros.

Nymphadora Tonks, la metamorgomaga que nació con ese don gracias a su pasado como demonio. La chica era conocido como Leviatán, Harry debía admitir los celos que sintió cuando leyó que Lilith había sido amante de Lucifer, pero todo resultó ser un malentendido, ya que había sido el mismo Leviatán disfrazado de su hermoso Lucy.

Ahora, si bien la pelirroja se alimentaba de los hombres con los que mantenía sus fantasías sexuales, Ginny y Tonks eran una pareja unida.

Muchos nombres, muchas historias... Harry estaba tentado de largar a Rabastan del sillón para irse a acostar él mismo.

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—¿Por qué te sientes tan cómodo a nuestro lado? —cuestionó una vez Ginny, quien era la joven más cercana a Harry en esos momentos, claro, sin contar a Tom.

Los ojos verdes se levantaron de su libro (otro libro sobre la mitología de los demonios) y sonrió con tranquilidad.

—Son amigos de Tom.