60 días para la falla del reactor - Editado

192 23 2
                                    

-Es extraño, no es como si estuviese presente todo el tiempo, pero la pérdida de Merlon me ha dolido mucho- Rubius se encontraba sentado en una de las sillas libres en la central de comunicaciones, hacía un par de horas que les había llegado la noticia de la partida del Presidente, y a los minutos había llegada como un cachorro perdido, en busca del consuelo de Vegetta. 

-Pues, pasamos tiempo con él cuando estaba entrenando a Luzu, y eso no fue hace mucho. Además, creo que nos habíamos acostumbrado al sentimiento de seguridad que nos producía el hecho de que estaba vivo, aunque fuera dentro de la cápsula- Vegetta apartó la mirada de su computadora, y la posó sobre el devastado rubio, quién se había recostado sobre el escritorio con una expresión de tristeza pura. No era la primera vez que lo veía de esa manera, pero cada vez que se deprimía por las cosas más pequeñas, lo buscaba especialmente a él.

-Ya no estés triste, ¿quieres un abrazo de oso?- abrió los brazos en dirección a Rubius, y este se lanzó con más fuerza de la usual, refugiándose contento entre ellos. Vegetta sonrió, mientras abrazaba con fuerza su cuerpo, transmitiendo su apoyo silencioso. 

El rostro del ingeniero se hundió en su pecho, mientras sus manos se aferraron a su chaqueta. Parecía un niño pequeño en busca del consuelo de su mamá, y fue entonces que a la nariz de Vegetta llegó el peculiar aroma que despedía. Olía a flores, frescas y fragantes flores, como las de los invernaderos que solía visitar cuando era niño. Nunca le había preguntado si usaba algún perfume, o si tal vez era el detergente que usaba para lavar su ropa, pero no era la primera vez que sentía que olía de esa forma.

-Al fin pude darle los datos del generador de Karmaland a Luzu- Rubius apretó el agarre de su chaqueta al decir eso, revelandole que no era sólo por Merlon que estaba preocupado. Así que decidió cuestionarlo un poco.

-¿Y qué descubriste?- el ingeniero ajustó su posición, y de pronto se encontraba a horcajadas sobre el regazo de Vegetta, en una posición un tanto íntima.

-Hay una enorme posibilidad de que ese horrible reactor explote y se lleve consigo otras tres colonias cercanas. Es muy viejo, y desde hace mucho que se sugirió un cambio, pero no habíamos tenido tiempo de revisar la propuesta para enviarla a los líderes. Todo el departamento estaba consciente de que ese reactor era una bomba de tiempo, pero no esperábamos que algo como esto pasara de pronto. Me siento culpable por no haberle dado la prioridad que requería- los ojos de Rubius se llenaron de lágrimas, y su compañero sólo atinó a tomar su rostro en sus manos con suavidad.

-Oye… no te culpes, no había forma de saber que algo como esto sucedería, ya sabes que las cosas han estado un poco difíciles con las fallas extrañas de algunas colonias. La verdad es que en esta última semana hemos tenido más trabajo que en todo el tiempo que llevo trabajando aquí- el ingeniero asintió a duras penas ante sus palabras de consuelo, y cerró los ojos para disfrutar de las caricias en su rostro. 

-De cualquier modo, tenemos menos de 60 días para apagarlo, de lo contrario no sabemos en qué momento podría explotar. A menos que los trabajadores de la planta se comuniquen con nosotros en las próximas 12 horas, tendremos que ir a apagarlo personalmente- Vegetta frunció el entrecejo ante esa confesión, y detuvo sus caricias, eso quería decir que tendrían que enviar a alguien a Karmaland para resolver el problema.

-¿Qué dijo Luzu cuando le diste esa información?- Rubius abrió los ojos y los posó sobre los exóticos orbes violeta que tenía enfrente.

-Pues es obvio, tengo que ser yo quien vaya a apagar ese aparato. No hay nadie más experimentado que yo con estos reactores, además soy el único que tiene acceso a todos los códigos de apagado de emergencia- el rostro de Vegetta se torció un poco ante esa revelación. 

Among Us - Karmaland EditionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora