Parte 5

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El sueño o media pesadilla que tuvo, aquella noche, el profesor de pociones le dejo con una sensación de intranquilidad. Realizar clases aquel día terminaría siendo un calvario, tratando de despejar de su mente las imágenes soñadas y concentrarse en su labor. Necesitaba tiempo para estar solo y pensar con calma. Le solicito a uno de los elfos del castillo, que le llevara su almuerzo a su habitación. Se tendió en la cama y suspiro.

- No es posible que me este sucediendo – dijo en voz alta. En medio del silencio y tras un conocido sonido apareció un joven elfo.

- Aquí está el almuerzo, como usted pidió, profesor – le dijo con una vocecilla muy aguda.

- Gracias, puedes retirarte – le contesto sin siquiera enderezarse. "¿Cómo es posible que me interese el mocoso de Potter?... Solo tiene trece años y yo... podría ser su padre" al pensar en ello movió la cabeza negativamente "No lo soy... Lilly no lo aprobaría ni Dumbledore... ¡Por Merlín, Severus, ordena tu cabeza!" se reprochaba. Finalmente se enderezo y fue a servirse la comida que estaba sobre una mesa en el rincón de la habitación.

- ¿Cómo empezó todo esto? – comenzó a pensar en voz alta – Reconozco que Harry me ha interesado desde que sé de su existencia, por Lilly, que cuando le conocí despertó mi antigua enemistad con James... pero es solo un niño, yo estoy en una condición de superioridad, soy su maestro... puede que haya sido injusto con algún castigo que le diera... ¡no!, lo dudo... pero sin duda eso resentía en su visión de mi... En estos años, siempre me ha preocupado su bienestar aunque no he hecho más que fastidiarlo por su bien, para que no sea como James. – hasta ese momento solo jugaba con su comida – Me sentí muy torpe al mostrar que me sentía triste... pero ni he aclarado la causa de ello... Lupin pensó que era por nostalgia... No era por ella, era por mi... soy un espía, un profesor con fama de ogro y los que me conocen dudan de que tenga sentimientos... Me sentía triste por mi soledad, bien merecida por todos y cada uno de mis errores. – dejó la comida y se puso a pasear por la habitación - ¿En qué momento comenzó a gustarme Harry? – entonces recordó que en aquella habitación lo había obligado a tomar un baño, que cuando este se desnudo no pudo evitar apreciar la belleza del cuerpo y la piel de aquel muchacho. – Apreciar la belleza de otra persona no tiene por qué significar que existe algún interés... Creo que fue más efectiva su confesión bajo la influencia de la poción... decía la verdad, podía creer en sus palabras, en aquellos días era parte de los pensamientos de Potter. Aquel niño me quería... ¡Idiota! ¿Acaso no es cosa de sumar? – Snape seguía confuso - ¿en qué momento me enamoré de Harry? – se pregunto con desesperación - ¿Me enamoré? ¡No!... pero ayer lo tuve entre mis brazos y lo besé, fue... fue tan reconfortante – cerró los ojos para recordar cada detalle – Debo dejar de luchar contra lo que siento, debo dejar de buscar razones... pero Dumbledore no lo aceptará, las cosas tiene que fluir... El chico podría convertirse en el bálsamo para mi existencia... - volvió a la mesa y comió con apetito – Me había olvidado... ¿Qué haré con Draco? – hizo un gesto de molestia – espero que no haga ninguna estupidez – y se comió el resto de su almuerzo pensando en Harry, imaginando que había notado su ausencia y perdido el apetito por ello.

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Efectivamente, en el comedor, Harry Potter había notado la ausencia del hombre que le había besado la tarde anterior. Especuló cual podría ser la razón pero ninguna parecía satisfacer su creciente curiosidad. En la mesa de Slytherin, Draco también había notado que Severus Snape no se encontraba entre ellos, su único pensamiento era que había ido al encuentro de aquella persona que había entrado en su vida y que ninguno de ellos había sido capaz de notar, sintió que el estomago se le revolvía imaginando a su amado profesor abrazando y besando a alguien, que no fuera él; Draco también notó que el profesor Lupin tampoco se encontraba presente a la hora de almuerzo. La relación que hizo de aquella situación fue demasiado rápida y equivocada.

La tristeza de SnapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora