Severus tenía sentimientos encontrados con respecto a Harry, por tanto tiempo se había convencido que lo detestaba y que le había hecho creer lo mismo. En cambio ahora habían aflorado sentimientos distintos y había cedido a ellos a pesar de que su razón le decía que no estaba siendo sensato, que debía ponerle fin antes de que uno de los dos, si es que no ambos, resultara herido.
Dumbledore que estaba siempre atento a los sutiles cambios de sus personas predilectas, supo que debía hablar con Snape al notar como este soltaba un suspiro durante la cena y coincidía con la entrada de Harry en el comedor. También notó el sonrojo del muchacho mientras éste dirigía su mirada al moreno profesor.
El suspiro de Snape se debía a una inexplicable tristeza que se había anidado en su pecho. Estaba enamorado de un chico que podría bien ser su hijo y era correspondido por este; lo deseaba con cada fibra de su ser pero... pero... voces de la moral y la ética le detenían. Amaba a Harry pero sabía que no debía aspirar a que fuera suyo.
- Severus – la voz del director le sacó de sus pensamientos y notó que no había probado bocado – me acompañas, quiero que hablemos – si bien su voz era serena, el pocionista sabía que no podía negarse.
Dumbledore lo guío a la torre de astronomía, mientras le hablaba de las molestias que causaba la presencia de los dementores y lo importante que era que todos los profesores no descuidaran a ningún alumno.
- Pero necesito que hablemos de otra cosa, Severus – le dijo cuando llegaron a la cumbre de la torre.
- Tu dirás, Albus – sospechaba que se trataba de un asunto importante.
- Es sobre ti y Harry Potter – el pocionista no mostró gesto que delatara la agitación que se había generado en todo su ser.
- ¿A qué te refieres? – pregunto fingiendo ignorancia sobre el asunto.
- Tal vez pienses que nadie puede notar algunos cambios en la conducta de Harry o la tuya, ambos siguen siendo como son pero a veces el silencio dice más que mil palabras – ahí estaba de nuevo ese viejo que decía cosas casi incomprensibles – Aunque tú lo ocultes, mi querido Severus, no me es difícil ver lo que le sucede al muchacho.
- ¿Y qué se supone que le sucede? – pregunto incrédulo.
- Está enamorado de ti y tú de él – el moreno se mostró sorprendido ante sus palabras.
- Harry podría ser mi hijo – el cano mago sonrió ante el hecho de que el profesor llamará al chico por su nombre.
- Pero no lo es.
- ¡Es tan solo un niño! – Snape no quería admitir el sentimiento que albergaba por el Griffindor.
- Pero él llegó a ti de manera voluntaria – dijo el anciano.
- ¡Albus, es un estudiante!
- ¡Basta, Severus! Es inútil que lo niegues – el sabio mago notaba que algo le angustiaba al profesor – estás buscando razones para apartarlo de tu lado, aunque no sé si lo suficiente válidas para ti o para él – el pocionista admiraba aquella habilidad que tenía el viejo para sondear la verdad en las demás personas – se honesto, Severus, y dime lo que realmente te preocupa – el moreno se acercó al balcón y miró el cielo estrellado.
- Sabes muy bien lo que me atormenta, Albus – dijo finalmente – tarde o temprano sabrá que conocí a su madre, que la ame por muchos años pero no pude evitar que muriera – hizo una pausa – me odiara, aunque lo ame, él me odiara –su voz dijo aquellas palabras cargadas de dolor - ¡Ayúdame, Albus! – le pidió mirándolo a sus cristalinos ojos – no quiero que sufra por mí.
- Está bien muchacho, te ayudare – le respondió Dumbledore poniendo una mano en el hombro del pocionista – tal vez algún día puedan estar juntos – agregó alimentando esperanzas en el moreno mago
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El director de Hogwart no perdió el tiempo, a la mañana siguiente citó a Harry a su despacho.
- ¿Cómo estás, Harry? – le preguntó Dumbledore cuando lo tuvo sentado frente a su escritorio.
- Bien, señor – le respondió, aunque no pudo evitar sonrojarse al pensar que la sola existencia de Severus Snape le permitía sentirse feliz.
- Me alegro, aunque hay algo que me preocupa al respecto – Harry no sospechaba lo que aquel hombre quería decirle – te he observado y me he dado cuenta que has pasado por diversos estados de ánimo, que han coincidido con sutiles cambios en otra persona – el anciano mago no sabía cómo abordar el tema – Harry, deseo que te enamores y seas correspondido pero espero que la persona sea una muchacha o... un muchacho de tu edad – esperaba que el chico protestara.
- ¿Y si amo a un profesor? – la pregunta del muchacho no sorprendió a Dumbledore, aunque sí la tranquilidad con que actuaba.
- Me temo que aquello no es posible, el profesor sería despedido o el alumno expulsado, o ambos, incluso el docente tendría que ser sometido a una investigación – fue la respuesta del director.
- ¿Y usted sabe de quién estoy enamorado, señor?
- Tengo mis sospechas, estoy seguro que aunque no estén juntos te amara siempre – ahora le daba una esperanza, luego de quitarle toda posibilidad, parecía contradictorio pero quería lo mejor para el chico y el profesor.
- ¿Qué quiere que haga?
- Que esperes, el tiempo de estar juntos llegará, si es que están destinados para ello – el muchacho entendía – pero creo que sería bueno que lo conversaras con él.
- Lo haré, señor – el moreno Griffindor prefería que Snape siguiera siendo solo su profesor, que ser la causa de problemas mayores
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Al salir del despacho de Dumbledore, el corazón de Harry estaba sumido en la oscuridad, tener que alejarse de Severus era peor que haber enfrentado a un Troll o un Basilisco gigante, temía no saber cómo vivir sin él.
Aquella misma tarde fue al despacho de Snape, no lo esperaba pero debía hablar con el pocionista. Golpeó la puerta, tras esperar unos minutos esta se abrió.
- Potter... ¿Qué le sucede? – los verdes ojos estaban cargados de lágrimas, al ver al hombre lo abrazó y escondió su rostro en el pecho del hombre. El mago lo guió al interior de su mazmorra y le permitió llorar mientras le acariciaba el cabello - ¿a qué viene el llanto, Harry? –preguntó separándolo para mirarle a los ojos.
- Severus... ¿me quieres? – fue la respuesta del chico.
- Claro que te quiero – el profesor dedujo que el muchacho había hablado con el director.
- ¿Me esperarías si te lo pido?
- ¿Qué? No te entiendo, Harry, te prometí que estaría contigo... ¿a qué viene esa pregunta? – le dolía tener que fingir ignorancia en el tema.
- He averiguado lo que podría pasar si se sabe que estamos juntos... y prefiero que solo seas mi maestro que no verte quizás nunca más... pero te amo, Severus, y esperare lo que sea necesario – le asombraba y le enorgullecía el valor y la decisión del niño - ¿me esperaras?
El pocionista tomó por la cintura al chico y le imprimió un apasionado beso en la boca.
- Te esperare, Harry – le respondió al oído y volvió a besarlo por última vez.
Si la vida se lo permitía llegaría el día en que podrían amarse, decírselo al mundo entero y no volver a apartarse el uno del otro.
FIN
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Pido mil disculpas por el final tan repentino, pero esta historia tiene una continuación que pronto publicaré, y se titula "Amor Puro"
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La tristeza de Snape
FanfictionEs el quinto año de Harry, sabe bien que el Profesor de pociones le detesta por su parecido con su padre... pero ha notado algo extraño, en su mirada hay un brillo de tristeza. ¿Qué podrá ser? Aclaración: Esta historia esta publicada en Amor Yaoi, b...