Feuer se paró indeciso frente a la puerta de Crista. Se preguntó por qué aquella actitud tan infantil, y más aún, cuando eran amigos desde hacía tiempo. Luego, removió sus brazos de un lado a otro, y se decidió por tocar la puerta.
-¿Quién es?-Preguntó Crista del otro lado.
-Feuer-Respondió él, demasiado formal. Y se sintió extraño con aquella situación.
-¿Por qué tocas la puerta?-Le preguntó ella al abrirla-Nunca lo haces.
-Bueno, quizá estabas cambiándote o algo por el estilo. Y no quería ser imprudente.
Crista asintió ante el comentario de su amigo y lo invitó a pasar.
-¿Té, leche, café...
-Café-La interrumpió sonriendo-Bien caliente.
-Ahora lo preparo-Le dijo ella poniendo la pava al fuego en el otro extremo de la habitación. Luego, abrió un paquete de galletas y lo dispuso en un plato sobre la mesa.
Feuer tomó una y la comió despacio.
-¿Todo está bien?-Le preguntó él, tomando a Crista por sorpresa, mientras estaba de espaldas hacía él. Depositó la cucharadita de café en la taza y se mordió el labio inferior. Luego, se dio la vuelta con una sonrisa.
-Sí.
Feuer se sorprendió por aquella sonrisa tan falsa, y se acercó hasta ella con el ceño fruncido. Sabía que le estaba ocultando algo y eso no le gustaba. Más bien, se sentía triste, porque al parecer Crista no confiaba más en él.
Pero, en realidad, Crista no quería hablarle a su viejo amor sobre su nuevo amor.
Él se quedó solo a unos centímetros de ella, mirándola con un poco de enojo. Crista se quedó dubitativa en el lugar sin exclamar palabra. Y su corazón, comenzó a acelerarse al tenerlo tan cerca.
-No mientas-Le dijo él, esta vez, mostrándole una mirada herida.
Ella abrió grandes los ojos por la rara reacción de Feuer. Él nunca le había mostrado una mirada así.
-¿Qué te hace pensar que miento?-Preguntó. Pero, su voz la delató al temblar un poco.
-Pues, tu falsa sonrisa-Le dijo tiernamente mientras le corría un mechón negro del rostro para verla mejor-Y tu voz, en este momento.
Crista miró hacía el piso. No quería contarle a Feuer sobre Heben.
Él notó la distancia que Crista estaba imponiendo con su silencio, y se dio cuenta que el tema ya escapaba de sus manos. Ya no eres una niña, pensó dándose cuenta de que ella comenzaba a seguir a sus propios instintos, y no necesitaba tanto de él, como cuando la conoció.
Al instante, los brazos de Feuer rodearon a Crista atrayéndola hacía él, en un tierno y cálido abrazo.
-No voy a obligarte a decirme lo que sucede. Pero, si es algo o alguien que te está produciendo daño, entonces, no te calles. Estoy para ayudarte-Le susurró al oído mientras la abrazaba con más fuerza y Crista hundía su rostro sobre el pecho y el cuello de Feuer. Ella pudo sentir la calidez del cuerpo de él, y él sintió el perfume dulce de ella. Feuer, tocó con suavidad el cabello de Crista y luego, su cuello.
Que suave, pensó.
Al instante, besó su mejilla y ella apretó el buzo de Feuer con su mano. Él se apartó.
-Gracias-Le dijo Crista con una media sonrisa y con las mejillas enrojecidas mientras miraba el suelo.
Feuer la miró con atención y sorprendido por lo hermoso que se veía el rostro de Crista, y por un instante, tuvo que reprimirse para no besarla. Por lo tanto, decidió despedirla antes de que sucediera.
-Nos vemos en la cena-Le dijo mientras la despedía.
Crista miró la puerta por unos segundos, pero el agua hirviendo la sobresaltó.
Feuer se quedó parado de espaldas a la puerta mientras se apretaba el pecho al darse cuenta de que su corazón estaba latiendo a mil por hora.
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Circo
Teen FictionCrista es una alquimista glacial de 17 años que trabaja en un circo en las afueras de Bariloche, donde vive su vida de adolescente junto a sus demás compañeros, conformando el Circo Couleurs, comandado por el maestro de ceremonias y el padre postizo...