III Sirenas

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De pronto alguien tiro un vaso de cristal del otro lado de la cubierta y Yulia volteo hacía allá, pero al instante regreso su vista hacía donde estaba la chica, pero ella ya no estaba ahí.

-todavía estas despierta Yulia —le dijo Ray acercándose a ella.

Yulia prácticamente tenía medio cuerpo por encima del barandal, estaba agachada buscando a la chica e ignorando la pregunta de Ray.

R-¿qué haces?
Y-¡prende las luces!
R-¿por qué? —extrañado.
Y-¡hay una chica en el agua! —quitándose los zapatos.
R-¡¿qué?! —sorprendido —¡¿qué haces?!
Y-¡voy por ella Ray!
R-¡estás loca! —deteniéndola —¡no puedes saltar, estamos en medio del océano!
Y-¡ella esta ahí! —señalando hacía el mar.
-¿qué esta pasando? —Dayana llegó con ellos.
Y-¡hay una chica en el agua! —estaba siendo detenida por Ray, porque de otra forma ya hubiera saltado.

Dayana hizo detener el yate y prendieron todas las luces. El resto de la tripulación se levanto para ver que ocurría. Entonces Dayana dio la instrucción de que buscaran a una persona en el agua, esto ocasiono cierto revuelo, era literalmente imposible que alguien estuviera en el océano. Yulia seguía aferrada al barandal tratando de encontrarla. Conforme pasaban los minutos se desesperaba, se preguntaba que había sido de la chica.

Y-voy a bajar
D-no
Y-Dayana, ¡hay una persona abajo, créeme!
D-abajo no hay nadie
Y-¡yo la vi! —desesperada —¡tal vez se atoro con algo y se hundió!
D-escucha Yulia, no se ve nadie
Y-tenemos que bajar —sin ceder.
D-es arriesgado y tu mejor que nadie lo sabe
Y-tu no entiendes Dayana, allá abajo hay una chica...si no haces nada, será tu responsabilidad —fríamente.

Dayana cedió ante la presión de Yulia y ordeno que un bote bajara, este dio un recorrido completo por varios metros ante la mirada de Yulia que seguía fija en el agua donde había visto a la chica. Minutos después, el bote regreso sin encontrar nada. Yulia estaba incrédula ante la mirada de Dayana quien se encontraba realmente molesta.

D-¿y bien? —cruzada de brazos.
Y-estoy segura de lo que vi —sin intimidarse.
D-claro, si estas tan segura dime, ¿dónde esta?
Y-...no lo se
D-ahora escúchame, hiciste que detuviera el yate en medio del océano, hice bajar un bote a buscar a "alguien", ¡y todo por nada! ¿sabes cuánto tiempo acabamos de perder? —enojada.

Yulia no le contesto nada, estaba segura de que había una chica en el agua, sin embargo no podía explicar porque no la habían encontrado.

D-¿sabes qué? ya se lo que viste —sonriendo —viste un Manatí.

Este último comentario arranco las risas del resto de la tripulación, y claro que Yulia se molesto, definitivamente el que se rieran de ella no era algo que le sucediera.

Y-se perfectamente como es un Manatí —con voz fría y completamente seria.
R-¡hay ya Yulia! si los marineros de antes los confundían con mujeres...más bien con sirenas —aguantándose la risa.
D-viste un Manatí hembra, eso es todo
Y-ya te dije que se diferenciar un Manatí de una persona
D-en el día o con luz por supuesto, pero de noche y prácticamente a oscuras, simplemente te confundiste.

Estaba completamente roja por el coraje que sentía, pero de igual forma considero no conveniente seguir discutiendo. Solo atino a retirarse a dormir a su camarote. No obstante estaba segura de haber visto a la mujer más bella de toda su vida.

Desde su camarote se comunico con Paul, a quien prácticamente despertó, le contó con lujo de detalles toda la situación. Paul por su parte estaba muy sorprendido, incluso le pregunto un par de veces a Yulia si estaba segura, y la morena le respondió un poco molesta que si, por lo que el chico que realmente era su amigo le creyó, pero entonces quedo con la misma incertidumbre que Yulia: ¿que había pasado con la chica más bella del mundo?.



Sirenas, Ninfas de aguaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora