-Hm... Vale tenemos cervezas, ron, whisky... Mira, hay vodka. Al otaku le gusta esto, creo. - Auron miraba los estantes llenos de alcohol mientras Renato cargaba con todo lo que el otro cogía.
-Coge una de vodka y para ya, que a este paso me voy a quedar sin dinero y sé que me vais a devolver una mierda.
-Mentira. Yo siempre te pago.
-Cuestionable.
Renato pagó y Auron se guardó todo lo que compraron en la mochila. El cajero no cuestionó la edad de los chicos, pues Renato aparentaba unos años más y Auron no actuaba sospechoso.
Salieron de la tienda y comenzaron a charlar.
-Has cambiado mucho desde este verano- comenzó Auron.
-¿En qué sentido?- Renato sonrió y sacó un cigarro, disponiéndose a encenderlo.
-Estás más alto, tienes la voz un poco más grave, te ha crecido el pelo... No sé, estás guapo cabron. -le sonrío dulcemente. - Pero sigues fumando como un viejo. - Ambos se rieron.
-Viene bien saberlo. - Respondió Renato, dando la primera calada.
Renato se fijó en lo raro que se sentía recibir un cumplido de parte de Auron. Era un cumplido honesto, ¿Cuánto tiempo estuvo fijándose?. Quizá lo estaba sobre pensando.
-¿A dónde quieres ir?- Auron le miró.
-¿Qué tal si vamos a las escaleras?
Esas escaleras estaban situadas un tanto arriba del pueblo. Los cinco solían ir cuando no tenían mucho que hacer y charlaban hasta que anochecía.
-Perfecto.
Se sentaron lo más arriba posible. Podían ver que el cielo se volvía naranja, ya pronto caería la noche. Auron metió su mano en la mochila y sacó dos cervezas.
-Por dos no pasa nada. - Dijo, ofreciéndole una a Renato.
Renato la cogió y se quedaron en silencio por un rato.
-Tengo ganas de que sea viernes.- Mencionó el bajo, refiriéndose al viaje.
-Yo también tengo ganas.- Dijo Renato y le dió un trago a la cerveza.
♡
Renato entró a su casa, trató de ser silencioso, pero su padre le vió.
-¿Qué tal el día?
-Bien, bien papá.- Renato se dirigió a la cocina, su padre fué tras él.
-Oye, he pensado que este find- Fué interrumpido por su hijo.
-Este finde no estoy. Nos vamos a casa de... Lolito, nos ha invitado a pasar el finde en su casa de la ciudad.- Mintió Renato.
-Ah. ¿Y cuando habéis decidido eso?. - Su padre sonaba furioso. Renato no hizo contacto visual y siguió hablando.
-Um, nos lo dijo hace unos días. - Tragó saliva.
-Claro, hace unos días - Dijo su padre. - ¿Acaso algún día me vas a contar las cosas? ¿O tengo que seguir preguntándote para saber qué coño sueles estar haciendo? - Gritó.
-Estás dramatizando esto. - Respondió Renato, tensando los puños.
-Siempre igual contigo. Además apestas a tabaco. Tienes suerte de que hoy no me apetece seguir discutiendo. - Su padre salió de la cocina pegando un portazo. Renato en cambio, salió al balcón y encendió otro cigarro. Mentir estaba mal, pero su padre se enfadaría muchísimo si se enteraba de que su hijo había organizado algo sin su consentimiento.
Menos mal que ese fin de semana no tendría que estar con su padre.
♡
Era viernes. La profesora de historia iba a continuar hablando cuando se dió cuenta de que ya era la hora de salida. Los adolescentes salieron casi disparados, todos estaban impacientes por pasarlo bien, pero no tanto como Renato y su grupo de amigos.
-¿A qué hora es el bús, viejo?- Preguntó Auron, rodeando el cuello de Perxita con su brazo.
-A las seis. Tenemos dos horas todavía. ¿Tenéis todo listo?- Preguntó el pelinegro. Todos asintieron.
-Todos tenemos las mochilas, pero Renato tengo que coger lo que compramos ayer de casa.
-¿Qué comprasteis? - Preguntó Lolito con una sonrisa pícara.
-¿Drogas?- Bromeó Perxita - Nah... ¿O sí? Naaahhh...
Todos se rieron.
-Siempre igual - Añadió Momon, agarrando su pesada mochila.
-Alcohol, idiotas. - Respondió Auron. - Bueno, ¿Me acompañáis?
Juntos se dirigieron a casa de Auron. Muchas veces se juntaban allí, pues los padres de Auron siempre solían estar trabajando. Era una casa con dos pisos. La habitación de Auron estaba en el piso de arriba y tenía una gran ventana que le daba vistas a la carretera de en frente.
-Entramos todos pero no hagáis el gilipollas. - sonrió y abrió la puerta. Nada más entrar, subió las escaleras y fué a su armario, donde el día anterior guardó el alcohol y lo metió todo dentro de su mochila.
Mientras tanto, todos se habían quedado en el salón, sentados en el sofá.
-A ver, vagos de mierda. Ya tengo todo. ¿Nos vamos?
Todos lo miraron con cara de pena.
- Se está tan agustito...-Dijo Lolito acomodándose.
-Ya te digo, esto le arregla la espalda hasta al viejo decrépito de Renato. - Soltó Perxita.
-Sois unos capullos. - Dijo Renato soltando una risita. - De todas formas, Momon ya se ha dormido, mirad. Todos se asomaron y vieron como Momon estaba en la esquina del sofá con los ojos cerrados mientras abrazaba una almohada.
-Joder con el otaku - Auron sonrío. - Pues no queda otra que ver Netflix hasta que cogamos el bus.
Nadie se opuso a la idea.