꧁CAPÍTULO VIII꧂

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Me desperté por la claridad que entraba por la ventana ya que ayer se me olvidó bajarla

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Me desperté por la claridad que entraba por la ventana ya que ayer se me olvidó bajarla. Siempre me lo he preguntado; porque cuando estoy dormida no me entero de nada, osea,  perfectamente podrían entrar en mi habitación y no saberlo. Pero con que entre un pequeño rayo de sol, ya estoy despierta. Es increíble. Decidí levantarme de la cama para ir a desayunar. Si soy sincera tenía un poco de sueño por todo lo ocurrido, pero se que si no lo hacía Alice entraría eufórica por esa puerta sin esperar respuesta para despertarme. Y la verdad prefiero que no tenga que venir a hacerlo. Nunca me acostumbraré a que ellos no duerman. Con lo agradable que es.

Fui a por unas zapatillas al ropero y encontré mis adoradas conejitas rosas que me regaló Emmett cuando cumplí 14 años. Como las echaba de menos, fue un bonito detalle por su parte. En esa época estaba un poco obsesionada con aquellos animales; tan suaves y peluditos.

 En esa época estaba un poco obsesionada con aquellos animales; tan suaves y peluditos

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En el escritorio había un montón de accesorios para el cabello. Cogí un coletero para recogerme el pelo en un moño alto. Casi nunca lo llevo suelto, se me hace un poco incómodo porque al tener mucha cantidad se me va todo el rato a la cara y no veo nada. En el mar es diferente, siempre lo tengo suelto. Al nadar toda la melena tiende a ir hacia atrás por el agua, entonces nunca molesta.

Por último cogí una bata gris para estar más calentita, ya que me había despertado algo destemplada. Como ya estoy lista, salgo de mi cuarto para ir directamente a la cocina a desayunar. Al llegar vi que estaba toda mi familia reunida sentada en una mesa de cristal bastante grande en el comedor. Aunque ellos no comían estaban ahí, al principio parecía que me esperaban pero luego recordé que siempre a la hora del desayuno se reunían para estar todos juntos y poder hablar de lo que fuera. Y siguen haciéndolo, han cambiado menos cosas de lo que yo creía. Pensaba que al haber pasado tanto tiempo las cosas serían distintas.

-Hola, pececito.-En cuanto entré por la puerta, Emmett fue el primero en saludarme con una gran abrazo de los suyos.

-Buenos días.- Pude decir cuando mi hermano me soltó de ese asfixiante saludo, a lo que ellos respondieron con una gran sonrisa.

-Cariño, ¿qué te apetece desayunar?- Me preguntó mi madre con una de sus características muecas con un tono de lo más amable.

-Solo café, no tengo hambre.- Dije mirándola a los ojos.

Ángel Del Mar ♡ 𝙹𝚊𝚌𝚘𝚋 𝙱𝚕𝚊𝚌𝚔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora