Namida

Capítulo 5: Triste realidad

Unos días después del incidente en la ciudad portuaria, ya corrían noticas acerca de lo que había pasado, pero al parecer, estas no decían la identidad de los culpables, por lo que me sentí aliviado, por otro lado, una incertidumbre tomó mi estado de ánimo, era chocante arrebatar la vida de alguien, pero ellos habían capturado a personas inocentes, y habían querido matarnos, ese pensamiento me estuvo molestando un rato, pero las palabras del detective me tranquilizaron: No está bien tomar la vida de una persona, pero ellos ya habían arrebatado demasiadas, nuestras manos están cubiertas de sangre, la cual derramamos por salvar a otros y descubrir la verdad.-

Decidimos buscar la verdad de una forma más discreta, no podíamos llamar la atención así, al menos eso decidió el detective, no quería perder la vida, para la tarde, todos estábamos en la sala de la casa, el detective, Irene, Boris y Samin; al principio apenas hablábamos, era un silencio incómodo, pero al cabo de un rato, todo se hizo un ambiente cálido y gracioso, en realidad no sé cómo llegamos a reírnos, a hacernos bromas, e incluso jugar una partida de Jenga, pero lo atesoré, como nada, quizás, tan solo quizás me estaba acostumbrando a ellos, esa tarde, la pasamos bien.

A la mañana siguiente el detective decidió llevarnos a una pueblo al extremo del país, supuestamente alguien allí tenía información sobre que les hacían a las personas que desaparecían, claro también sobre Ouróboros, partimos a primera hora de la mañana, fuimos en el auto del detective, al llegar la imagen que nos dio el detective era distinta, francamente no era correcto definirlo como pueblo, más parecía un lugar de refugiados, podías ver pequeñas casas a punto de venirse abajo junto con algunas las cuales solo conservaban las bases, estas no tenían comunicaciones, parecía una ciudad fantasma, en aquellas si era correcto decir ruinas, recidian personas, se podían ver hogueras comunes, me puse a pensar, era cierto que el país se estaba viniendo abajo con el último gobierno, y este lugar era una prueba de ello.

Conforme entrábamos en ese lugar, la gente nos quedaba mirando, mostraban una desconfianza increíble, nosotros nos limitamos a seguir al detective que se detuvo en una pequeña choza cubierta con harapos. Chicos, les presento a Joshua, este es un informante y un amigo que conseguí con los años. – Lo miré, era un viejito, parecía estar en los últimos años de una larga vida, no pude evitar notar que llevaba una pipa en su boca, no sé porque, pero me pareció sumamente interesante. Joshua dio una bocanada a su pipa y comenzó a hablar.

-Que mi edad no te engañe jovencito, aún conservo la vitalidad de mis mejores años (mostrando una sonrisa), y bien, ¿Qué te trae por aquí, John?, o mejor dicho detective

-Joshua, sabes a que vine, conseguiste algo de información acerca de Ouróboros, algún movimiento, ¿saben algo de mí o de los chicos?

-Sabes John, cuando te contacté en primer lugar, pensé que eras más astuto, pero los años no te están favoreciendo. Así que ahora se llaman Ouróboros, en el pasado, tenían otros nombres, Assasins, Bratva entre otros, llamen como se llamen siempre tienen el mismo objetivo, divertirse. Sabes muy bien que ellos ya conocen tu identidad y la de los jóvenes que te acompañan, no estoy seguro si saben de todos tus contactos, pero algo es seguro, saben quién eres, más lo que me preocupa es porque no estás muerto aún. Por cierto, ¿nadie te siguió verdad?

-Estoy seguro, nadie me siguió, me sorprende que aún después de haberte retirado de esa organización aún consigas información, mi persona admite que es muy cierto que ya debería estar muerto, no me sorprende que conozcan de mí, pero, ¿de los chicos?, no llevo más de un año con ellos.

-La mirada de tus muchachos muestra curiosidad, pero también refleja que han pasado por mucho, ya me habías hablado de Irene, Boris y Samin, pero a ti no te había visto antes, bien muchacho, tu mirada me agrada...