PARTE 1

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"Las lágrimas que no se lloran, ¿esperan en pequeños lagos? ¿o serán ríos invisibles que corren hacia la tristeza?". -Pablo Neruda

¿Cómo funciona una mente que obliga a un corazón muerto a latir? Solier salió del edificio cargando su alma en su espalda, sintiendo como todo se derrumbaba, pero aun caminaba, sin un motivo fijo para seguir moviéndose entre los escombros de lo que alguna vez se llamó "vida".

La chica se abrazó a sí misma, tratando de hallar valor en un cuerpo vacío, caminaba lo más rápido que su nostálgica lentitud se lo permitía. La noche no servía para arrullarla y quitar esa sufrible mueca que adornaba su cara, sus manos estaban cansadas de abrazar su cuerpo para buscar consuelo alguno. Su cabeza divagaba en los recuerdos de otra persona ... una persona que ya no era ella.

Estaba sola, y eso nunca la había afectado tanto. Trató de aguantar todo lo que pudo hasta llegar a su auto, y encerrarse en este para sollozar, dándose la oportunidad de saborear un poco su tristeza y conocer apenas una parte de su soledad. Tenía miedo, muchas veces se decía que el temor volvía a las personas temerarias, pero ¿Dónde estaba su valentía en ese momento?

Empezó a conducir al único lugar donde podía derrumbarse tranquilamente ... su casa. De alguna manera la nostalgia del sufrimiento le daba un refugio para la soga al cuello que cargaba llamada emociones.

Sus sollozos escaparon sin su consentimiento, y su vista se nublo por las lágrimas. No podía evitar sentirse rota y sufrir por la falta de un par de brazos que la protegieran, sus brazos estaban cansados ​​de fingir ser fuertes y dar consuelo a su débil cuerpo. Aceleró el auto, no quería estar un minuto más afuera exponiéndose a las miradas de los demás, pero un estruendo golpe hizo que todos voltearan a mirarla, mientras que ella solo veía la sangre fluir por su ropa sin saber de qué lugar exacto provenía.

Y por un momento todo se silenció, mientras Solier esperaba que sus débiles parpados se rindieran y le regalaran la oscuridad del descanso.

En el limbo no se aceptan a los cobardesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora