No hice ninguna reacción por lo que pasó de minuto. ¿Cómo pudo crearse a sí misma? A no ser, claro. Ahora tenía sentido eso, el por qué pudo crear un mecanismo tan elaborado como este, por qué se comportaba como hombre, y por qué se empeñaba en que tuviera que tener el protagonismo en un juego que me trataba como igual. Esa mujer que casi me noqueó al inicio del juego, y que posteriormente se propuso en enseñarme el mundo que había creado para mí, no era una mujer. Tenía que ser mi padre.
Pero, ¿Cómo podía estar dentro del juego? ¿Era acaso esto un chiste de mal gusto que planeó? No lo creo, porque su personaje era muy real. Me concentré perdidamente en el cadáver que yacía en el suelo, solo pudiendo pensar en por qué nunca me lo confesó, y por qué había sido asesinado. A no ser, que fuese eso a lo que llamó «error». Si era el creador del juego, ¿de qué tipo de error me habrá querido decir? ¿Por qué no había sido claro en lo que debía consistir mi misión? A no ser, que hubiese un personaje en concreto que pudo haberse salido de control. Solo un personaje conocía mi situación.
Ariel, con todo lo que ha pasado de mes, cuando había tenido más contrariedades con mi madre y el colegio, creía que buscaba comprenderme. Nunca imaginé qué tipo de respuestas me pudiese dar cuando le confesé que no era de su mundo, que deseaba pertenecer y huir del mío. Anoche escapé de casa cuando me enteré que mi madre se iba a volver a casar, aun sin conocer el verdadero paralelo de mi padre o dando cabida al duelo. Siempre lo inculpó con que se había escapado, pero fui yo quien realmente lo hizo. Hubo unos días donde no tenía el aparato porque se me fue confiscado. En esa noche con un bolso, saqué los útiles y primeras necesidades que necesitaría para sobrevivir; llevándome conmigo «La Leisa».
Siendo una noche lluviosa, tempestuosa, no hubo luz. Todo yacía oscuro. No tenía donde refugiarme, y tenía mucho sueño. Quería evitar que la consola se mojase, a lo que busqué un lugar seguro para ella; pero había encontrado un lugar para refugiarme yo. Cuando me preparaba para anochecer empapada, una misteriosa camioneta se antepuso a mí, encandilándome. El gran carro se apagó, y de él emergió una glamurosa mujer, que me invitó a entrar.
Leisa... ¿Era el error? Y si mi padre era Leisa, y el error fue quien lo había matado... ¿Qué era el error? No tenía sentido, y mi mente se distrajo con la primera pregunta que me formulé. «¿Por qué estoy en este lugar?» Cuando empezaba el juego luego de apagarlo, comenzaba en el mismo lugar donde partía. En esta ocasión, no recordaba que la última vez que jugase fuese en una caverna tan rara, sino... Conversando con Ariel. Me contaba que nos veríamos muy pronto, pero no entendía qué quería decir, si siempre que jugaba estaba con él, explorando el mundo. En esa tarde, llegó mi madre, preguntándome de dónde saqué ese aparato. Sin dejarme argumentar sobre que me lo dio el abuelo, se lo llevó y me reclamó que no agarrase sus cosas sin permiso. Había tomado el teclado y mouse de su computadora.

ESTÁS LEYENDO
La Leisa.
Mystery / ThrillerUna chica despierta, desconcertada, en una extraña mansión junto a una millonaria. Recuerda que tenía un extraño aparato que había fabricado su padre, y ahora junto a ella deberá descifrar los misterios que esconde esta. Una consola a la que bautizó...