Capitulo 6.

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Traición.

Alejandro.

Había llevado a Verónica a la casa de campo, quería pasar el día con ella, quería conocerla, pero, como siempre, paso algo; llamo Samuel a decirme que se habían robado un cargamento de cocaína, que tenía que ir a ver si alguien de la cocina de donde salió sabia algo, y si, todos los cargos contra papá eran reales, pero era yo quien administraba todo, tomamos los supermercados de fachada para poder lavar dinero, en fin. 

Tuve que llevar a Verónica, pero antes de que fuera conmigo tenía que asegurarme de que allí estaría segura, para eso eran los escoltas. Me preocupaba que se bajara, no sabíamos que nos esperaba allá.

-¡Patrón! ¿A que debo el honor de su visita? .-dijo, él encargado de la cocina, con un tono bastante irónico.

-Sabe muy bien a que vengo, ¿qué fue lo que pasó? .-respondí tajante.

-Nosotros mandamos el cargamento tal cual como usted lo ordenó, no sabemos como desapareció ni donde están los que lo llevaban, le advertí que por esa ruta iba a ser arriesgado.

-¿De un momento a otro se iba a desaparecer?

-¡Se desapareció de un momento a otro! .-dijo Alexander, saliendo de un rincón de la cocina, en tono de burla.
Alexander es el hijo de uno de los narcotraficantes más buscados del país, la competencia. Harían lo que fuera por jodernos.

-¿Qué hace él acá? .-nunca lo había visto allí, según el encargado solo trabajaban para nosotros.

-Resulta que trabajamos con ellos, no con usted, señor Alejandro, nos darán mucho por su cabeza.

Empezaron a disparar, un escolta me jaló del hombro y me dejó detrás de unas cajas, ¿a quien se le ocurría disparar al lado de un laboratorio?
Comenzaron un tiroteo, me cubrieron a mi para intentar sacarme, en ese momento recordé que no había venido solo.

Verónica.

Camine por un lado de la casa, me escondí detrás de unos árboles pequeños y desde ahí vi que al lado de lo que parecía un laboratorio estaba Alejandro discutiendo con otro hombre, detrás de Alejandro estaban los escoltas, varios hombres armados custodiaban la casa, sentí el ambiente tensarse, después de eso solo escuché disparos.

Vi como los escoltas intentaban sacar a Alejandro sano y salvo de ahí, quedé paralizada. ¿Qué estaba pasando?

-¡No dejen que se vayan! .-grito el hombre. 

Acto seguido otros dos salieron de adentro de los arbustos y se quedaron en el portón, listos para disparar, tenía que hacer algo. Alejandro por su parte, disparaba desde atrás de los escoltas intentando darle al hombre.
Para mí suerte, uno de los hombres que estaba en el portón se fue, y con sigilo me le acerque al que quedaba y lo golpeé por detrás con una roca, esté cayó y llegó Alejandro, aún disparando salí junto a él y subimos a la camioneta, sorprendentemente solo un escolta resultó herido; siguieron disparándole a las camionetas pero pudimos huir, estaba temblando.

-¿Estas bien? Te dije que no te bajaras, ¿es muy difícil obedecer? Pudieron hacerte algo .-dijo Alejandro, aun con la respiración agitada.

-¿Qué fue todo eso? ¿Por qué querían matarte?

-No tengo idea, llama a tu papá y dile que te quedaras conmigo hoy, no te puedo dejar sola.

Llame a papá, no le conté nada solo le dije que pasaría más tiempo con Alejandro, que no se preocupara, que llegaba mañana a la casa.
Era una mentira piadosa, cuando hubiese tiempo llamaría a contarle todo.

A eso de las 5:00 de la tarde llegamos a una mansión, Alejandro no dijo una sola palabra en todo el camino, llevaba su cabello negro desordenado, aun tenía cara de pocos amigos.

Mi Novio el NarcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora