❝ XVIII ❞

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Autora POV.

Las manos del dragón acariciaron la piel del humano, sacándole pequeños gemidos de placer mientras saboreaba el interior de su boca.

Desde que había escuchado las palabras del menor, Lan WangJi sintió cómo la sensación del vacío en su pecho se desvanecía lentamente y su corazón latió rápidamente al ver aquella sonrisa en el rostro del cazador.

Sintió como su respiración se detenía y por más que intentara decir algo, las palabras no salían de su boca. Sin embargo tampoco hicieron falta, pues al sentir la calidez de los labios del menor posarse contra los suyos todos sus pensamientos se aclararon.

Continuó bajando sus manos por el cuerpo del cazador hasta posarse en sus piernas y las elevó levemente, colocándolas a cada lado de su cuerpo. Una de sus manos permaneció en uno de los muslos del menor, acariciando y apretándolo de vez en cuando, mientras que su otra mano deshacía el cordón del pantalón del humano y una vez logrado, la deslizó sobre el interior de la tela.

Por otro lado, la mente de Wei WuXian estaba tan concentrada en el beso y en la batalla de lenguas que estaba teniendo con el dragón que no se dio cuenta de que había sido casi completamente desnudado por el mayor hasta que sintió cómo la grande y fría mano de Lan WangJi acarició con suavidad su miembro.

—¡Ah! —gimió sorprendido.

A la vez que el beso finalizaba, Wei WuXian abrió sus ojos encontrándose con la mirada del dragón, cuyos ojos dorados se habían vuelto tan brillantes como el oro. 

Al ser observado de esa manera, el menor no pudo evitar estremecerse y jadeó aún sin apartar su mirada de la del mayor. Ambos permanecieron así por un par de segundos, pero cuando sintió cómo la mano del dragón comenzaba a moverse, Wei WuXian entrecerró sus ojos y finalmente echó su cabeza hacia atrás mientras de su boca escapaban pequeños suspiros del placer.

Lan WangJi tampoco se contuvo y bajó su rostro hacía el cuello del menor el cual besó, lamió y mordió un poco más fuerte que las otras veces. Cada vez que sus colmillos rozaban contra la rosada piel del humano podía sentir como el hormigueo se apaciguaba pero tan pronto como estos se alejaban un poco, el deseo se volvía aún más fuerte.

Molesto, el dragón no pudo evitar rugir para calmar sus instintos.

Al escuchar el grave rugido de Lan WangJi, Wei WuXian no pudo evitar temblar de placer. El menor no podía entenderlo muy bien, pero había algo en la voz del dragón que cada vez que rugía o hablaba con un tono tan grave y profundo sentía una corriente eléctrica que se extendía por todo su cuerpo, provocando que todos sus sentidos se volvieran aún más sensibles ante las acciones del dragón.

Esta vez sus gemidos se hicieron más fuertes al sentir cómo los colmillos del mayor mordían y tiraban de uno de sus pezones a la vez que la mano que atendía a su miembro comenzaba a moverse más rápido.

—Espera... L-Lan Zhan... —dijo entre jadeos.

Al escuchar su voz, Lan WangJi se alejó de los pezones casi rojos del menor y observó su rostro casi perdido en el placer.

Sus mejillas se habían vuelto de un color rojizo y sus ojos estaban cerrados fuertemente; su cabeza se echaba hacia atrás de vez en cuando y sus manos se aferraban a las sábanas de la cama. Sus labios se habían hinchado por los besos y lucían casi del mismo color de la sangre, haciéndolos ver tan apetecibles que la mirada del dragón permaneció en ellos por unos largos segundos.

Los jadeos y gemidos del cazador comenzaron a ser más claros y continuos, convirtiéndose en la melodía más hermosa que había escuchado Lan WangJi en todos sus años errantes.

Dragon's Blood.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora