❝ VIII ❞

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Autora POV.

Después del encuentro con el humano, Lan WangJi se había sentido inquieto desde que este había abandonado el bosque. No pudo dormir ninguna noche, pues su instinto le decía que debía de estar alerta y que algo no iba bien...

Caminó bajo la luz de la luna sobre las ruinas del castillo ZhengYi, su antiguo hogar antes de que los humanos intentaran conquistarlo...

Todos los dragones habían decidieron marcharse, pero siendo uno de los últimos Gusu Lan decidió quedarse para encontrar a las últimas crías y ayudar al resto de dragones perdidos antes de que los humanos los cazaran y asesinaran.

Los cristales de color azul iluminaban el interior del castillo, donde no había más que escombros y hierba que había crecido al no haberse mantenido cuidado durante años.

Llegó a un camino cuyos lados estaban decorados con unos pilares de mármol blanco, de los cuales caían flores rojas y guiaban hacia el santuario del castillo. En medio de este había una gran estatua con la forma del dragón que levantó ese palacio, uno de los primeros en morir después de "La gran ceremonia".

Caminó por un puente de piedra y una vez llegó a la gran estatua hizo una pequeña reverencia.

La observó por un par de segundos y después su mirada se desvió hacia la luna, la cual brillaba inmensamente. 

Quería volar.

Sentir el viento romperse contra sus escamas y hacer que los cielos volvieran a temer sus fuertes alas.

Quería sentirse libre otra vez, pero no podía.

Era demasiado arriesgado transformarse... Y si en un descuido los cazadores lo veían volar, tendría que encontrar un nuevo lugar donde esconderse y abandonar su hogar.

Tenía miedo, no por saber que jamás regresaría, sino porque si se iba quizás no se volvería a encontrar con aquel humano y tan solo pensar en esa idea hacía que su sangre hirviera de rabia.

Quería meditar y pensar profundamente sobre las emociones que había sentido en tan pocos días, todas causadas por ese humano... Pero el sonido de las ramas rompiéndose junto con los sonoros ladridos de unos perros terminó con su tranquilidad.

Sabía que estaban al principio del bosque JinZhi, pero el oído de un dragón era realmente fino.

Y qué decir del olfato, pues fue tan solo cuestión de segundos que el olor a hierro se colara por su nariz y al instante sintió cómo el cosquilleo en sus colmillos aparecía junto con una punzada en su corazón.

༄ ༄ ༄


—¡Corre, márchate! —fue lo último que dijo Wei WuXian antes de desplomarse en el suelo.

SuiBian tardó en reaccionar y cuando quiso correr hacia él fue demasiado tarde, el perro se había abalanzado hacia su amo.

Los afilados colmillos del perro se clavaron en el pie del menor desgarrando la ropa y un poco más allá de su piel. La sangre comenzó a brotar de este con el segundo mordisco, pues esta vez ya no había ningún trozo de tela que le impidiera clavar sus colmillos.

Los demás perros que se habían quedado atrás en la persecución alcanzaron al Alpha en un par de segundos, pero antes de lanzarse hacia el cuerpo del humano y terminar el trabajo una niebla comenzó a surgir justo delante de los canes, quienes se quedaron completamente quietos menos el que seguía desgarrando la piel del menor.

Dragon's Blood.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora