Samantha estaba en su habitación. Contando las monedas que Louis le había entregado está mañana por la puerta del servicio.
Le puso seguro a la puerta. Dejó las monedas en la cama y abrió la puerta que llevaba a dónde estaban aquellos pesados cofres.
Movió el último y piso la tabla del piso con fuerza. La tabla se levantó y se separó de las demás. Samantha hizo a un lado las demás bolsas que tenía allí, llenas de piezas de oro, y fue por la que había dejado en su cama.
La acomodó cuidadosamente en el compartimento, y volvió a poner la tabla.
Si, muy cliché, tonto y nada original, pero era lo que había, y ella lo podía hacer nada. Era el mejor escondite que habría en la mansión entera, y el único que ella conocía.
Se paró sobre la tabla, comprobando que estuviera bien sellada, y movió el cofre sobre ella.
Luego volvió a su cama.
¿Cuánto tiempo más, pasaría, antes de que la llamarán al castillo para ponerle fin a esa estúpida competencia, y darle su libertad?
Resopló.
(...)
Lothar se mantuvo detrás de su asiento, con la mirada perdida en la ventana, como siempre.
Samantha había salido sin ser vista por nadie. Y de no haber sido por qué alguien de servicio había hablado fuera de lugar respecto a eso, él jamás se hubiera enterado.
Era buena, eso no había ni por dónde negarlo. Pero quizá demasiado.
Daría la orden de que cerrarán cada entrada, y salida, cada ventana con seguro. No quería que nadie saliera sin su permiso.
Los golpes en la puerta de su despacho lo hicieron salir de sus pensamientos.
— ¡Adelante!
Se giró.
Era un mensajero.
— ¿Que sucede?
— Señor, parece que Cormak Colohut, ha sido asesinado.
Sus ojos se abrieron como platos cuándo escuchó eso.
— ¿Que sucedió?
— Lo encontraron con la garganta abierta, en su cama. Parece que el asesino fue lo suficientemente silencioso para que nadie lo notara hasta el día siguiente. Su esposa despertó y gritó en cuanto se dio cuenta. La sangre se veía seca, y la cama seguía algo húmeda cuando revisaron. No hay huellas ni pistas. Pero creen que entraron por el balcón, era lo único abierto, y la puerta de la habitación no se veía forzada.
— ¿Alguien vió algo?
El mensajero negó con la cabeza.
— Mierda.— masculló Lothar.
Inmediatamente el nombre de Samantha llegó a sus pensamientos.
Ella había salido anoche a escondidas, y justo al día siguiente, Cormak Colohut aparecía muerto en su cama con la garganta rebanada.
Nadie sería tan bueno como ella, para no dejar pistas ni indicios, ni para ser vista.

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Millage © [ATLM #1]
FantasyDespués de su detección, Samantha despierta en el bosque, sin saber qué será de ella ahora. Pues para un sobrenatural, las cosas sólo pueden ir en picada una vez que escapan. En Millage, ella encontrará una oportunidad de vivir sin persecusión. Pero...